Un relato breve, diario, sobre la historia de México o el mundo, basado en las efemérides del día.

martes, 31 de enero de 2012

31 DE ENERO - LA REPÚBLICA MEXICANA


Once años después de haberse iniciado la lucha de independencia, Agustín de Iturbide al mando de los realistas y Vicente Guerrero al frente de los liberales, fueron los personajes del llamado «abrazo de Acatempan», hecho que desembocó en el fin de la guerra.
El Plan de Iguala fue el decreto político en el cual se declaraba la Independencia de México, realizado por Agustín de Iturbide el 24 de febrero de 1821: los primeros tres artículos dicen: 1 La religión de la Nueva España es y será la católica, apostólica, romana, sin soberanía de otra alguna. 2 La Nueva España es independiente de la antigua y de toda potencia, aún de nuestro continente. 3 Su gobierno será monarquía moderada, con arreglo a la constitución peculiar y adaptable del reino.
En el Plan de Iguala se indica que esta nueva nación independiente adoptaría como gobierno la monarquía y que el rey sería Fernando VII, rey de España, o algún otro miembro de la Casa Borbón.
Las luchas no terminaron allí, siguieron dándose enfrentamientos. Llegó el 24 de agosto del mismo año 1821 cuando Iturbide y el último virrey O’Donojú firmaron los Tratados de Córdoba. En esos tratados se reconoce a estas tierras como Imperio Mexicano, vuelve a mencionarse que el gobierno será monárquico y que será Fernando VII quien será el rey.
Fue hasta el 27 de septiembre cuando con la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, encabezado por Iturbide, cuando se da por consumada la independencia. Al día siguiente, 28 de septiembre, se firmó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. Se formó una Junta Provisional Gubernativa con cinco miembros entre los cuales aparecían Iturbide y O’Donojú (a ésta se le conoce como Primer Congreso Constituyente Mexicano).
Por razones que no vienen a cuento, no fue sino hasta el 19 de mayo de 1822 cuando el Imperio de México tuvo a su primer emperador: Agustín de Iturbide o Agustín I de México, pero solamente duró su reinado hasta el 19 de marzo de 1823. Fue en febrero de ese año cuando se proclamó el llamado Plan de Casamata, realizado por Antonio López de Santa Anna y en el que también se sumó Vicente Guerrero y Nicolás Bravo entre otros. En este plan se declaraba nulo el impero y se desconocía a Iturbide como emperador de México, se pretendía reinstalar el congreso. Para el 1 de abril de ese mismo año, se formó un gobierno provisional (Segundo Congreso Constituyente Mexicano), encabezado por Guadalupe Victoria, en el que se cambió la forma de gobierno de monárquico a republicano.
Fue un día como hoy, 31 de enero, pero de 1824 cuando se promulga el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, la cual declara a México como República representativa, popular y federal.
De acuerdo con José Barragán Barragán (Diccionario Jurídico Mexicano): “El documento está redactado con la apariencia de una constitución política abreviada. Consta de tan sólo 36 artículos en los cuales se consagran los principios fundamentales que se refieren al territorio y a las partes integrantes del nuevo Estado federal; los principios relativos a la religión, a la soberanía nacional y a la independencia y soberanía peculiar de los Estados miembros de la Unión; igualmente se consagran los principios sobre la organización y funcionamiento tanto de los poderes del ente federativo como de los Estados; lo relativo a los derechos del hombre y del ciudadano, particularmente sobre la libertad de imprenta y varias previsiones más de orden práctico y general… consagra el principio de la unidad indiscutible del Estado mexicano y el principio de la soberanía nacional, cuyos atributos se acuerda que serían encomendados al ente federativo o a los poderes de la Unión. El supremo poder de la Federación se dividiría para su ejercicio en los tres poderes ya clásicos: legislativo, ejecutivo y judicial…se establece el reconocimiento expreso de que sus partes integrantes son Estados, libres, independientes y soberanos dentro de sus respectivas circunscripciones territoriales y respecto a su administración y gobierno interior, como se dice en el a. 6. Todo ello, sin perjuicio de la cesión o delegación que estos Estados hacen de su soberanía a favor del ente federativo para efectos de coordinación en materias comunes, tales como en materia de guerra y defensa frente al exterior; de deuda pública con el exterior; de moneda, pesos y medidas; de comercio con el exterior y con respecto al comercio entre los propios Estados; de admisión de nuevos Estados para formar parte de la Unión mexicana; de habilitación de puertos, etc., según se desprende de las facultades concretas que se le reconocen a cada uno de los poderes de la federación en los aJ. 15 y 16”.     

lunes, 30 de enero de 2012

30 DE ENERO - LEY DEL REGISTRO CIVIL


Cuán difícil resulta el ser humano cambiar su forma rutinaria de vida. El temor al cambio. No fue tan sencillo como suena el pronunciar la frase «separación de iglesia y estado».
Hablamos de una nación que desde que llevaba por nombre Nueva España, la religión católica estaba instaurada hasta la médula en cada uno de los actos de la vida cotidiana, era la religión quien realmente dictaba la pauta a seguir.
Mediados del siglo XIX, año de 1850, pocos más, pocos menos; época en que se llevan a cabo las reformas o transformaciones a la forma de vida a la que estaba acostumbrada la gran mayoría. Repito, no fue tan fácil, fue necesario recurrir a las armas para a fuerza de tiros se diera ese cambio.
México no era otra cosa que una nación en pañales, apenas 50 años de su independencia y de batallas interminables para «tratar de entendernos»; no era ni por poco una nación bien establecida y organizada como otras que lograron aplicar el concepto de «Estado laico».
Recordemos que México estaba dividido en dos grandes bandos: los conservadores y los liberales.
Los conservadores luchaban por preservar las tradiciones sociales y políticas, mientras que los liberales luchaban por hacer las reformas que creían convenientes para el progreso de la nación.
Una vez que los liberales se afianzaron en el poder, se dedicaron a cambiar esas estructuras tradicionales. Uno de esos cambios fue la creación de la Ley del registro Civil:
Secretaría de Estado y del despacho de Gobernación.
El excelentísimo señor presidente sustituto de la República, se ha servido dirigirme el decreto que sigue:
Ignacio Comonfort, presidente sustituto de la República mexicana, a los habitantes de ella, sabed: Que en uso de las facultades que me concede el artículo 3o. del plan de Ayutla reformado en Acapulco, he tenido a bien decretar la siguiente
Ley Orgánica del Registro del Estado civil
Capítulo I
Organización del registro
Artículo 1. Se establece en toda la República el registro del estado civil.
2. Todos los habitantes de la República están obligados a inscribirse en el registro, a excepción de los ministros de las naciones extranjeras, sus secretarios y oficiales.
3. El que no estuviere inscrito en el registro, no podrá ejercer los derechos civiles, y además sufrirá una multa desde uno hasta quince pesos. Se exceptúan los hijos que se hallen bajo la patria potestad, y todos los que según las leyes estén sujetos a tutela o curatela, quienes sólo serán responsables cuando no se inscriban después de haber entrado en el goce de sus derechos...  
12. Los actos del estado civil son: I. El nacimiento. II. El matrimonio. III. La adopción y arrogación. IV. El sacerdocio y la profesión de algún voto religioso, temporal o perpetuo. V. La muerte.
Un total de 7 capítulos y 100 artículos escritos expedidos el día 27 de enero de 1857 y que, personalmente, me sorprende la manera en que termina el manuscrito:
Por tanto mando se imprima, publique, y circule a quienes corresponda para su cumplimiento.
Dado en México, a 27 de enero de 1857.
Ignacio Comonfort.
Al C. José Ma. Lafragua.
Y lo comunico a vuestra excelencia para su inteligencia y cumplimiento.
Dios y libertad. México, enero 27 de 1857.
Un día como hoy, 30 de enero, pero de 1857 entró en vigor la Ley del Registro Civil.

domingo, 29 de enero de 2012

29 DE ENERO - UN MEXICANO EXCEPCIONAL


El pasado 25 de enero escribí sobre la Real Universidad de México y hoy hablaré sobre unos de sus hijos más distinguidos, quien hizo una labor que hoy por hoy debería ser motivo de orgullo y reconocimiento. Tristemente los mexicanos tenemos instalado en la cabeza que fuimos derrotados hace 500 años y seguimos con esa tradición alabando héroes que la mayoría de las veces son «héroes derrotados» y Cuauhtémoc es quien encabeza la lista.
En los primeros días del mes de febrero de 1696 nació en la Ciudad de México Juan José de Eguiara y Eguren. Aunque de procedencia española (vasca), Juan José fue un mexicano tal cual.
Estudió sus primeras lecciones con profesores privados, después ingresó al Real Colegio de San Ildefonso. Tiempo después ingresó a la Real y Pontificia Universidad de México, allí estudió teología y derecho. A la edad de 13 años se graduó como bachiller en artes, años más tarde como bachiller en teología y también como licenciado teólogo. Recibió el doctorado en teología. Se dedicó al las labores pastorales y como profesor en la Universidad. Tiempo después fue ordenado como sacerdote, profesó las cátedras de Retórica, Prima de Teología y Prima de Sagradas Escrituras. Fue nombrado como rector de la Real y Pontificia Universidad de México, fue también examinador sinodal, calificador del Santo Oficio y diputado del Seminario Conciliar entre otros.
Escribió al menos 800 sermones, personalmente me siento atraído por uno de ellos, titulado La Cristianidad del Imperio Mexicano, ya que este término creí que se había forjado cien años después, con la guerra de independencia. En ese sermón da a conocer su patriotismo fundamentado en la imagen de la virgen de Guadalupe.
A la edad de 51 años se jubiló. A los 56 años fue elegido como obispo de la ciudad de Mérida, Yucatán, pero rechazó el cargo por «quebrantada salud y debilidad de fuerzas corporales».
Un personaje contemporáneo a Juan José Eguiara, llamado Manuel Martí y Zaragoza, escritor español, fue el autor del Epistolarium libri duodecim, en ese libro se niega rotundamente que en Hispanoamérica (y en especial en la Nueva España) se cultivara el espíritu mediante el estudio.
Motivado por semejante afirmación, Eguiara se dio a la tarea de escribir la Bibliotheca Mexicana, labor que le llevó más de diez años. Esta obra representa la primera reflexión filosófica de la historia de México. Allí, Eguiara se considera como mexicano, novohispano, identidad que ostenta y valora en sus dobles raíces: las culturas indígenas y la herencia española.
En la Bibliotheca Mexicana se encuentran más de mil semblanzas o biografías de los personajes más importantes y de las instituciones que han contribuido al largo y delicado proceso de la formación de nuestra cultura, la mexicana, así como el registro bibliográfico de las obras producidas en Nueva España, allí se habla desde virreyes como Don Antonio de Mendoza hasta poetisas como Sor Juana Inés de la Cruz. Con esta magna obra Eguiara desmiente aquella afirmación de Martí y hace saber que en nuestra tierra también es capaz de producir hombres maduros e intelectuales.
Al menos trescientos años tenemos los mexicanos el deseo de exaltar a los hijos ilustres de nuestra patria. Juan José Eguiara ha sido uno de los más destacado nacionalistas, lógicamente hablamos de ese nacionalismo intelectual que tanta falta hace hoy en día en nuestro México querido. 
Un día como hoy, 29 de enero, pero de 1763, falleció Juan José de Eguiara y Eguren, sin duda uno de los hijos más valiosos que han dado nuestras tierras. Que sirva su ejemplo para que tú y yo no nos sintamos menos que nadie, porque la capacidad intelectual es propia del ser humano y de ninguna manera es propiedad de ningún pueblo o raza en específico.

sábado, 28 de enero de 2012

28 DE ENERO - EL TIGRE DE ÁLICA


Situémonos en el año 1850 aproximadamente, en aquél entonces Nayarit no era un Estado como lo es hoy, formaba parte de Jalisco, se le conocía como el 7º Cantón de Jalisco. Allí, en las cercanías de Tepic, nació Manuel Lozada, indio Cora de cepa pura. Bajo su nombre se creó una historia romántica.
La historia es muchas historias, la historia y la mitología muchas veces se entrecruzan. Los personajes que hacen historia suelen ser elevados a condiciones casi divinas.
La romántica historia de Lozada dice que siendo muy niño quedó huérfano de padre y su madre al no poder mantenerlo lo entregó en adopción a sus tíos. Asistió a la escuela elemental pero no terminó sus estudios ya que tenía que trabajar para ayudar a sostener a su familia. Cuenta también la historia que Lozada fue contratado como caballerango por un rico hacendado y que nuestro personaje, tal como en las telenovelas, se enamoró de la hija del patrón, y ella de él, y se fugaron. Lo encarcelaron por este hecho. Al ser puesto en libertad no renunció a su amor y volvió a con ella y lo hicieron preso de nuevo y otra vez. En tres ocasiones fue hecho preso y puesto en libertad por estar enamorado. Sigue contando la historia que después de este hecho, Lozada se indignó de la forma en que vivían los indígenas y formó un grupo armado para luchar por esa causa. Un militar salió en su búsqueda para castigarlo y al no encontrarlo capturó a la madre de Lozada y la azotó en la plaza de Tepic públicamente. A partir de ese hecho Lozada se convertiría en el Tigre de Álica al frente de su ejército de salvajes.
Otra historia, sin tanto romanticismo, nos dice que Lozada fue un bandolero que hizo buenas migas con un de los altos empleados de una de las dos casas que comerciaban con los productos traídos en la Nao de China (ver 14 de enero) y que estaban en disputa, misma que se acrecentó con la guerra civil entre liberales y conservadores. Dejó de ser bandido, apoyado por los conservadores y franceses (léase II Imperio Mexicano), para luchar contra los liberales (léase Juárez). Bernabé Godoy dice: Empezó Lozada sus correrías por el año 1853, al frente de una gavilla que con el tiempo se fue haciendo cada vez más grande.
Carlos Rivas Góngora, terrateniente y alto empleado de la casa Barrón, Forbes y Cía., cuya matriz radicaba en Tepic, estableció premeditadamente contacto con el salteador, a quien cedió con amabilidad la cabalgadura, iniciando así una amistad favorable a los intereses de ambos. De ella se derivó el entendimiento entre Lozada y la poderosa firma de los patrones de Rivas, que de este modo lograron disminuir en breve tiempo el poder de otra fuerte negociación de ascendencia española, la casa Castaños.
Mientras la República se debatía en las contiendas civiles, los contrabandos iban y venían por las costas nayaritas al amparo de las partidas «lozadeñas». No era sólo que el pobre erario nacional dejara de recibir los beneficios fiscales; la extraña sociedad Lozada-Barron, Forbes y Cía. obligaba al sacrificio de energías, humanas y materiales, en esa campaña que venía a sumarse a las tribulaciones de la patria.
Eustaqui Barron Jr. Y Guillermo Forbes, miembros del cuerpo consular, frustraron las consecuencias del informe que el general Santos Degollado rindió en 1856 al gobierno de la República, en relación con las actividades ilícitas de la negociación regenteada por los ambiciosos diplomáticos, contrabandistas en gran escala desde 1834. La nación tuvo que soportar un desagradable incidente con Inglaterra.
El terrible bandolero fue subiendo en categoría; y en la liquidación político-ideológica que tuvo lugar durante las guerras de Reforma y el Impero se convirtió en uno de los enemigos más encarnizados de la causa reformista.
Lozada al frente de «los salvajes de Álica» llegó a las proximidades de Guadalajara un día como hoy, 28 de enero, pero de 1873, con la firme intención de tomar por asalto y apoderarse de la ciudad. Ramón Corona salió a su encuentro para defender Guadalajara. Se llevó a cabo la llamada Guerra de la Mojonera en la que Corona venció al Tigre de Álica. Meses después Lozada moriría fusilado a manos de Corona.

viernes, 27 de enero de 2012

27 DE ENERO - LUIS DE VELASCO


Alvargonzález dijo: La historia es muchas historias, la historia no es todo lo que pasó sino lo muy poco que recordamos de todo lo que ha pasado, la historia es una mezcla ingeniosa de olvidos y recuerdos.
Fuentes Mares dijo: Hasta antes de Poinsett, todos los mexicanos se consideraban españoles, aunque criollos, mestizos o peninsulares, todos españoles al fin, ahora no, ahora la verdad no sabemos qué es lo que somos.
La historia «republicana» de México cortó de tajo los 300 años de la Colonia, creó héroes hechos a su medida, señaló a algunos como «malos» y borró del recuerdo a otros muchos personajes. Esa es la historia oficial que tenemos en las aulas de clases.
Bien difícil es poder escribir sobre personajes que quedaron en el olvido colectivo debido a la escasa información. Hoy intentaré hablar de uno de esos olvidados de las memorias de la historia de México: Luis de Velasco y Castilla.
Nació en Sevilla, España; su padre fue el segundo virrey de la Nueva España, don Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón (virrey de 1550 a 1564). Llegó siendo niño a la Nueva España acompañando a su padre, después regresó a España. Allá, el rey Felipe II lo nombró virrey en 1589 y le dio las «Instrucciones», que era un documento donde se describían las normativas de la política que debía seguir: catequización, impartición de justicia, sobre los indígenas y el incremento de la Real Hacienda (percepción de impuestos).
Como en toda empresa humana, la época de la Colonia estuvo enmarcada por buenos y malos gobernantes. Ernesto de la Torre Villas escribió: Algunos trajeron una experiencia en el mando y realizaron buena labor en beneficio del reino; otros eran privados de los privados de España según el siglo, hombres débiles, amantes de sus personales beneficios y vanagloria, los cuales confundieron el gobierno con una prebenda sin responsabilidades. Algunos de ellos, y esto se ve ya en los finales del siglo XVI, fueron separados de sus cargos, bien por sospechar de su rectitud y lealtad política hacia el monarca… por su, falta de tacto político… o por graves disensiones con otras autoridades… Don Luis de Velasco el mozo y el marqués de Cerralvo quedan como los gobernantes más destacados de este siglo [XVI].
Luis de Velasco apodado «el mozo» para diferenciarlo de su padre, dictó una serie de medidas a favor de los indígenas y fomentó la pacificación con ellos. Reguló el salario que los indígenas debían recibir, reglamentó los horarios de trabajo y también indicó cuáles eran las ocupaciones en las que los españoles podían emplearlos. Por otro lado, tuvo la idea de crear un lugar para «salida y recreación de los vecinos» en la Ciudad de México: mandó crear la Alameda Central, parque emblemático hasta hoy en día.
Sobre este virrey existe un dato muy curioso: Hay un cuadro, un retrato del busto de Luis de Velasco, realizado en el año de 1589, se le mira con su barba rubia, lleva en sus ropas la Cruz de Santiago (la cual se cree que tuvo sus orígenes en la época de las cruzadas), lleva puesto también un sombrero  muy alto y el típico adorno al cuello llamado gorguera, pero lo que destaca en este retrato es que el virrey trae puesto un raro artefacto llamado en aquél entonces «antojos». Son unos anteojos de armazón metálico rígido, de lentes redondas, con un arco para la nariz y las dos patillas que ayudan a sostenerlos por medio de las orejas, tal como las gafas de hoy. Es este retrato la primera evidencia en América del uso de anteojos, se le atribuye el ser la primera persona en usarlos en este tan americano continente. Historia banal, quizá, pero interesante al fin ¿o me equivoco? Como dijo Don Juan Zarlene: con esas gafas puestas quizá leyó con una sonrisa aquella frase de Sancho Panza: Que el amor, según yo he oído decir, mira con unos antojos que hacen parecer oro al cobre, a la pobreza, riqueza, y a las lagañas, perlas.
Un día como hoy, 27 de enero, pero de 1590, Don Luis de Velasco y Castilla toma posesión del virreinato de la Nueva España por primera vez, en el año de 1607 sería nombrado virrey por segunda ocasión. 

jueves, 26 de enero de 2012

26 DE ENERO - MÉXICO VS FRANCIA


México, como nación independiente, ha sido acosado varias veces por extranjeros. Incluso años después de la consumación de la independencia, los españoles seguían intentando recuperar los territorios de la «vieja Nueva España». Como bien sabemos, México declaró su independencia de España en 1821, sin embargo, desde ese mismo año y hasta 1829 hubo muchos intentos fallucos por parte de los españoles. Hasta 1836 España reconoció oficialmente la independencia.
Dos años después, en 1838, tuvimos la primera visita de los franceses, conocida como «Guerra de los Pasteles»; aquél pretexto de daños causados a una pastelería francesa en Tacubaya fue solo eso, un pretexto. Tiempo atrás Francia había tenido diferencias con México debido a un tratado económico que no satisfacía a Francia en su totalidad y valiéndose de motivos como el de la pastelería y el de un fusilamiento a un francés en tierras mexicanas, Francia mandó su flota naval a postrarse el puerto de la ciudad de Veracruz. Hubo cañonazos, Santa Anna estuvo al frente de las tropas que dieron frente a esa primera intervención francesa, allí perdió una pierna.
Bajo intermediación de los ingleses y con difíciles negociaciones, el conflicto México – Francia terminó.
Ocho años después, 1846, llegan de visita esta vez los norteamericanos bajo el sonoro rugir del cañón, se fueron llevándose consigo la mitad de los territorios mexicanos.
Dieciséis años más tarde, 1862, llegan por segunda ocasión los franceses. Como ya lo habíamos visto en los textos de días anteriores, la Guerra de Reforma de 1857 a 1860, la guerra la perdió el país, como siempre, porque quedó bancarrota. México suspende los pagos a las deudas a España, Francia e Inglaterra. Otra vez, los barcos franceses estacionados en Veracruz, pero esta vez con españoles e ingleses, la llamada Alianza Tripartita, desembarcaron las tropas en suelo mexicano, era diciembre de 1861.
España e Inglaterra se retiraron en febrero de 1862 bajo la firma de un tratado. Francia decide quedarse, tenía otros planes. 5 de mayo de 1862, se da la famosa Batalla de Puebla que nos ha dejado el legado maravillo de un día de asueto a todos lo mexicanos. ¿A qué se debe el festejo? A que un ejército mexicano considerado como «inferior» (faltaba más) logró derrotar a uno de los mejores y más experimentados ejércitos de la época.
“Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina, raza, moral y refinamiento de sensibilidades, que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial, Napoleón III, que a partir de este momento y al mando de nuestros 6.000 valientes soldados, ya soy dueño de México”.  Dijo el general francés Charles Ferdinand Latrille antes de iniciar las batallas.
Ignacio Zaragoza fue el general de los combatientes locales. La primera batalla fue en abril, murieron 500 franceses y solo 50 mexicanos. “Pelean bien los franceses, pero los nuestros matan bien” dijo Zaragoza. En diciembre llegaron 23 mil soldados franceses, ganaron la guerra, instauraron a Maximiliano como emperador de México en 1863 y se quedaron a vacacionar aquí unos cuantos años.
Francia se vio envuelta en otra guerra allá por sus tierras, la guerra franco-prusiana, así que el emperador francés Napoleón III en 1866 ordenó que los ejércitos franceses abandonaran México de forma paulatina. Siguieron dándose batallas aquí y allá por el territorio mexicano intentando expulsar a los franceses.
Entre la ciudad de Silao y León, en Guanajuato, exactamente en la llamada «Hacienda El Sauz», el general Florencio Antillón derrotó a los franceses y recuperaron el control de la ciudad de Guanajuato precisamente en un día como hoy, 26 de enero, pero de 1867.
   

miércoles, 25 de enero de 2012

25 DE ENERO - UNIVERSIDAD DE MÉXICO


Hoy en día en México vivimos en un «Estado laico», es decir, donde la religión (cualquiera que sea) no tiene ninguna injerencia con la política. El Estado laico se mantiene neutral en lo que respecta a las religiones, no la opone y ni la apoya. Esta separación de Iglesia y Estado fue uno de los logros de la llamada Guerra de Reforma donde el personaje principal fue Benito Juárez; hablamos en números redondos del año 1850. Podemos deducir, también en números redondos, que hace apenas 150 años que la Iglesia perdió el poder que anteriormente ejercía (ahora sí hablamos específicamente de la Iglesia Católica). Este poder Iglesia – Estado duró más de mil años en Europa y unos 350 años aquí en lo que hoy es México.
Durante estos 350 años, la Iglesia tenía injerencia directa en prácticamente todos los aspectos de la vida: política, social, civil y hasta judicial. Iglesia y Estado eran uno solo. Pero al margen de todo esto, más allá de los aciertos y errores, no cabe la menor duda de que la Iglesia hizo una labor exquisita y de suma importancia en la Nueva España, como la creación de hospitales, hospicios para huérfanos, el fomento al desarrollo de las artes y la arquitectura en la que los indígenas también hicieron aportaciones y así dieron forma a nuevos estilos de arte. La Iglesia introdujo la imprenta en 1539 y un punto de suma importancia fue su labor educativa.
Fueron los frailes quienes se encargaron de enseñar el idioma, la escritura y hasta la enseñanza de oficios a los habitantes aborígenes de América.
La educación superior en aquellas épocas era impartida en los seminarios, sin embargo, pocos años después de la conquista de Tenochtitlan, 30 para ser exactos, año de 1551, el rey Carlos I de España expidió una Cédula Real en la que autorizaba la construcción de la Real y Pontificia Universidad de México. Esta fue la segunda universidad de todo el continente americano, la primera de ellas fue la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la ciudad de Lima, Perú.
Soberano Señor del Cielo y Tierra, Cristo Nuestro Señor, verdadero Maestro, que en el Sacrosanto Madero de la Cruz como en Cátedra está vuestra Divina Majestad enseñando Doctos y Maestros Catedráticos, así a perdonar defectos, de los que no saben lo que se hace, como alumbrar a los que siguen el camino de las Ciencias; y vacilando, Señor, mi rudeza, a quién podría dirigir la obra de la Crónica de esta Insigne y Real Universidad de la Muy Noble y Leal Ciudad de México de la Nueva España, he tenido por muy acertado y dichoso empleo el dirigirla a Vuestra Sacrosanta Real Majestad… Vuestro humilde criado: doctor Cristóbal Bernardo de la Plaza y Jean.
El párrafo anterior, escrito en el siglo XVII, nos da una muestra de cuán religiosos eran los hombres de la época.
Se le ha atribuido al obispo Zumárraga la fundación de la universidad, así como el establecimiento de la imprenta, sin embargo es el virrey Antonio de Mendoza quien, desde antes de que el rey ordenase la creación de la Universidad, ya había abierto una escuela de estudios superiores, nombró profesores aptos y donó parte del ganado de su propiedad para el sostenimiento de la escuela. Es a él, Antonio de Mendoza, a quien se debe la fundación de la Real y Pontificia Universidad de México, donde por primera vez se imparten los estudios de teología, escritura, cánones, leyes, artes, retórica, gramática y posteriormente medicina. Fue sin duda la Universidad más importante y respetable que existió en América entera durante los 300 años de la Colonia.
Un día como hoy, 25 de enero, pero de 1553, dan inicio por primera vez las clases en la Real y Pontificia Universidad de México, la cual seguirá impartiendo conocimientos hasta el año 1865 en que fue cerrada definitivamente por órdenes de los liberales, cuatro años después de finalizada la Guerra de Reforma.

martes, 24 de enero de 2012

24 DE ENERO - MISIONES EN CALIFORNIA


En repetidas ocasiones los escritores de novelas se inventan lugares y los bautizan con nombres que también son producto de su imaginación. Allá para el año 1510 en España se publicó una novela llamada «Las Sergas de Esplandián», en esa novela el autor menciona a una reina de las amazonas llamada Calafia, que vivía en la Isla de California, rica en oro. Cuando los españoles, descubrieron aquella península creyeron que era una isla y la llamaron California, seguramente en tono de burla o ironía ya que el paisaje es árido, desértico y apenas si había unos cuantos pobladores primitivos.
Tiempo después se dieron cuenta de que esa supuesta isla estaba unida al continente, llamaron entonces a la península como Baja California mientras que al norte le llamaron Alta California o Nueva California.
Hoy en día al escuchar el nombre California inmediatamente lo asociamos con Hollywood, grandes ciudades llenas de rascacielos, pero mucho antes de que esto sucediera fueron un puñado de españoles y novohispanos quienes descubrieron y fundaron las primeras poblaciones allí. Fueron ellos quienes le dieron nombre a los pueblos, costas, ríos, montañas, etc.
Como ya sabemos, en la conquista de California al igual que en otras tierras de América, los españoles hicieron uso de la espada y de la cruz. A la Nueva España llegaron diferentes órdenes religiosas como la de los Agustinos, los Dominicos, Los Franciscanos, los Jesuitas, etc.
A más de 150 años después de haber descubierto las tierras californianas, año de 1683, los jesuitas fueron los primeros europeos que fundaron las llamadas «Misiones» en esas tierras. Las Misiones tenían autonomía económica y administrativa y los colonizadores españoles no podían ingresar a esos territorios. Así comenzó la colonización de la Baja California.
La orden de los jesuitas tenía como uno de sus votos sacerdotales el obedecer al Papa y no al rey, por lo tanto, bajo ese pretexto y otros cuantos más, el rey Carlos III decidió expulsarlos tanto de España como de sus territorios ultramarinos.
La labor misionera esta vez corrió a cargo de la orden de los Franciscanos, a partir de 1769, encabezados por fray Junípero Serra, nacido en Mallorca, España.
Me permito retomar el espinoso tema religioso. Más allá de que si la evangelización de indígenas fue para bien o para mal, más allá del bien y del mal está la labor de los hombres, guiados por sus creencias y sus convicciones.
Los frailes hacían su recorrido pie, sin ayuda de caballos o cualquier otro transporte, y lo hacían desde el momento en que salían de sus monasterios en España. Deberías detenerte a pensar un poco en las adversidades que implica un viaje así en aquellas épocas, sin contar los peligros que representaba cruzar el océano para llegar a estas tierras, los índices de mortandad en esos viajes trasatlánticos eran muy elevados, viajes en barcos de vela que tan pequeños como incómodos. Sumado a esto, fray Junípero Serra rechazó el transporte que los españoles pusieron a su disposición aquí en la Nueva España, decidió hacer su viaje a pie desde Veracruz hasta la ciudad de México; en el camino recibió una picadura de algún bicho en su pierna y esto le provocó graves secuelas que lo marcaron por el resto de su vida. Siempre viajó a pie, cientos de kilómetros andando con los punzantes dolores en su pierna.
Junípero Serra fundó la Misión de San Diego (la que hoy en día es la gran ciudad de San Diego, Cal.) y otras 9 misiones más en el transcurso de 15 años. Los indígenas de aquellas tierras vivían de manera muy primitiva, errabundos colectando frutos y cazando, completamente desnudos, no eran en lo absoluto civilizaciones como la mexica (azteca), en las Misiones los frailes les enseñaron el idioma español, a leer y escribir, a cantar y tocar instrumentos, las nociones de la agricultura, ganadería, carpintería, herrería y albañilería a la par de su cristianización; las mujeres recibían lecciones de cocina, costura y hilado y confección de tejidos. Así, a la par de la religión, a California llegó la civilización que los frailes consideraban una forma de vida más digna para los seres humanos de estas tierras.
Un día como hoy, 24 de enero, pero de 1770, fray Junípero Serra termina su exploración en el puerto de Monterrey, hoy conocido como Monterey Bay (qué elegante suena ahora… ¿cierto?)
    

lunes, 23 de enero de 2012

23 DE ENERO - TRAIDORES DE LA PATRIA


Cuando las cosas se ponen color de hormiga, las leyes se vuelven más estrictas y radicales.
Continuando con el escabroso siglo XIX en México y sus guerras interminables, esta vez hablaré de una ley expedida para lograr conservar el poder por parte de los liberales.
El día 21 pasado hablé sobre el Segundo Imperio Mexicano, ayer 22 hable sobre Juárez y Zuloaga, recomiendo leerlo antes de continuar con este texto.
Una vez que terminó la Guerra de Reforma, Benito Juárez convocó a elecciones, él mismo resultó electo Presidente para el periodo de 1861 a 1865. Como ya comenté, el país estaba en quiebra, en bancarrota, se suspendieron los pagos a las deudas extranjeras y se dio la invasión francesa a territorio mexicano.
Tenemos otro personaje importante en esta época llamado Miguel Miramón, conservador, mexicano de ascendencia francesa, apodado como «el joven Macabeo» por el bíblico Judas Macabeo. Ha sido el presidente más joven de México con tan solo 28 años de edad. Fue elegido presidente interino al término del Plan de Tacubaya. Fue uno de los promotores de traer a Maximiliano a ocupar la corona del Imperio Mexicano. Estuvo en la mítica batalla de Chapultepec contra los norteamericanos el 13 de septiembre de 1846. Miramón fue el terror de Juárez, venció a los liberales en varias batallas y llegó incluso a sitiar a Juárez en Veracruz, estuvo a poco de derrotarlo esa ocasión.
Regresando al asunto de la intervención francesa, en Londres firmaron un convenio las tres naciones afectadas por el decreto de Juárez a no pagar la deuda: España, Inglaterra y Francia, allí se convino que se enviaría una expedición militar para ocupar las aduanas y las posiciones estratégicas marítimas, se recaudaría todo el dinero de las aduanas y se repartiría entre los tres países pero se respetaría la integridad del territorio mexicano y del gobierno constituido. Supuestamente las tres naciones solamente tenían intereses económicos para el pago de sus deudas, sin embargo cada una de ellas tenía un interés político: España ya no tenía colonias y quería recuperar el dominio de México, Inglaterra se había hecho de colonias en África y Asia y aspiraba tener colonias en América; y Francia quería contener el avance de los Estados Unidos y abrir nuevos mercados estableciendo mineras en Sonora y Baja California.
Juárez por su parte, creía que solamente España tenía intenciones políticas más allá de las económicas, ya que anteriormente los españoles habían hecho alianzas con los conservadores en la reciente Guerra de Reforma. Se equivocó, sin embargo el gobierno de Juárez se preparó para el peor escenario, sabiendo de la inminente invasión y de las alianzas que los conservadores tenían con esas naciones, un día como hoy, 23 de enero, pero de 1862, Juárez dictó una «Ley Contra los Traidores de la Patria y los Invasores Extranjeros» donde se dice que cualquiera que colaborase con el enemigo sería castigado con la pena de muerte. Más información al respecto:
http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/3Reforma/1862CDN.html)
Los franceses derrotaron a los mexicanos, instauraron un nuevo gobierno monárquico en complicidad con el Partido Conservador e instauraron a Maximiliano de Habsburgo como emperador.
Maximiliano llegó a México siendo recibido de una manera grandiosa por las clases altas y por el ejército francés.
Las fuerzas liberales no cejaban en la lucha y poco a poco iban obteniendo algunos triunfos, aquí aparece el general Porfirio Díaz, liberal, combatiendo a los imperialistas. Una vez que los liberales y otras situaciones ajenas provocaron la caída del Imperio, Maximiliano y Miramón entre otros, fueron fusilados en aplicación a la Ley Contra los Traidores de la Patria y los Invasores Extranjeros. 

domingo, 22 de enero de 2012

22 DE ENERO - JUÁREZ Y ZULOAGA


El día de ayer platicamos sobre el asunto de Juárez y Zuloaga. Hoy retomaremos este tema.
Regresamos a la época de Santa Anna, el bello durmiente (ya les platicaré algún día el porqué). Año de 1854, se pronuncia el llamado Plan de Ayutla promovido principalmente por Ignacio Comonfort y secundado por hombres como Benito Juárez y Melchor Ocampo. Se contemplaba en ese plan el destituir a Santa Anna sobre todo por haber vendido los territorios conocidos como La Mesilla (sur de Arizona y Nuevo México); también contemplaban nombrar un presidente del bando de los liberales y la redacción de una nueva constitución política. Inició otra de las muchas batallas interinas en México del siglo XIX: la Revolución de Ayutla.
Comonfort encabeza al «Ejército Restaurador de la Libertad», Santa Anna al mando de las tropas conservadoras. La lucha comenzó en el estado de Guerrero, fue dispareja el inicio: quinientos hombres contra seis mil de Santa Anna, sin embargo resistieron los primeros embates, poco después se fueron sumando más personas a la lucha: Michoacán, Tamaulipas, San Luis Potosí, Jalisco, México y Guanajuato. La gente estaba descontenta por las condiciones de miseria y por los nuevos impuestos decretados por Santa Anna para poder sostener la guerra. Santana impuso un terrorismo de Estado: dispuso que toda población que brindara apoyo a la insurgencia sería saqueado e incendiado.
Juárez, exiliado en Estados Unidos, llegó a Acapulco para apoyar a los liberales. El gobierno de Santa Anna había agotado sus recursos, no pudo poner fin a la Revolución de Ayutla. Santa Anna abandonó México.
Sin duda el siglo XIX fue una época difícil para México. Una vez que Santa Anna se fue del país, los conservadores nombraron a Martín Carrera como presidente interino, solo duró 28 días en el cargo. Los liberales nombraron a Juan Álvarez como presidente, renunció al cargo dos meses después. Quien asumió después la presidencia fue Comonfort y su séquito de liberales: Juárez, Ocampo, Lerdo de Tejada y Guillermo Prieto, quienes convocaron a un congreso para trabajar en la nueva constitución.
En dicha constitución de 1855 hubo cambios importantísimos para la época, sobre todo la supresión de los privilegios de la Iglesia y del ejército (hasta esta fecha, prácticamente todos los gobernantes de México habían sido militares, esta ocasión casi todos eran civiles).
Era de suponerse que la Iglesia Católica, encabezada por el papa Pío IX se pronunciara en contra de la nueva constitución y excomulgó a quienes juraran la constitución.
Esta constitución contenía ideas modernas basadas en las europeas, sin embargo la población mexicana era muy católica, por lo tanto no veía con buenos ojos al gobierno liberal.
Después de este acontecimiento vino otro de los tantos planes: el Plan de Tacubaya en el cual participó el general Félix María Zuloaga y el mismo presidente Comonfort, quien consultó con varios personajes la viabilidad de seguir gobernando con esa constitución. Inició una nueva revolución: Considerando que la mayoría del pueblo no quedó satisfecha con la Constitución; que el país debe regirse por leyes acordes con sus usos y costumbres; a partir de esta fecha cesa de regir la Constitución; el presidente Comonfort conserva tal carácter, pero con atribuciones omnímodas; a los tres meses el propio Presidente convocará a un Congreso constituyente para que elabore un nuevo código que será sometido a la aprobación de todos los habitantes de la República.
Benito Juárez fue hecho preso. Pronto Comonfort y Zuloaga tuvieron serias discusiones y diferencias, por lo cual Zuloaga se levantó en armas contra Comonfort, este último liberó a Juárez en cuanto supo del levantamiento.
Al triunfo del Plan de Tacubaya el presidente Comonfort fue destituido y un día como hoy, 22 de enero, pero de 1858, el general Félix Zuloaga es nombrado presidente interino de la República. Fue este acontecimiento la causa para iniciar la Guerra de Reforma que dejaría en la bancarrota al país.

sábado, 21 de enero de 2012

21 DE ENERO - IMPERIOS MEXICANOS


México fue el único país que continuó con un régimen monárquico de todos aquellos que se independizaron de España. Una vez consumada la independencia en 1821 inició el llamado Primer Imperio Mexicano y así fue hasta 1823 cuando México se declaró como una República Federal. El emperador de ese primer imperio fue Agustín de Iturbide, llamado entonces Agustín I de México.
Después de una larga lista de presidentes y una serie de luchas internas llegó el año de 1858. Benito Juárez fue electo presidente por primera vez, encabezando a los liberales, sin embargo paralelamente Félix María Zuloaga en ese año también fungió como presidente, pero encabezando a los conservadores. Inició la llamada Guerra de los Tres Años o Guerra de Reforma
Juárez se mantuvo errante durante ese tiempo, fue nombrado presidente en Guanajuato, huyó a Guadalajara, Colima y Manzanillo escapando de Zuloaga.
Durante la Guerra de Reforma fueron presidentes Miguel Miramón y José Ignacio Pavón.
Al término de la Guerra de Reforma, en la cual salieron vencedores los liberales, Juárez volvió a la presidencia, año de 1861. En las Leyes de Reforma se dio al fin la separación de la Iglesia y el Estado. La guerra, como siempre, la perdió México, el pueblo y el gobierno estaban totalmente empobrecidos.
Esta Guerra de Reforma no trajo de ninguna manera la pacificación de México, al contrario, fue el inicio de más conflictos y ahora de carácter internacional: hubo intervenciones extranjeras y también trajo como consecuencia el Segundo Imperio Mexicano.
Sumidos en la pobreza, el gobierno pensó echar mano de los territorios de la Baja California y venderlos a Estados Unidos, sin embargo decidió tomar el recurso que tenían más a la mano: los bienes de la Iglesia que fueron apropiados en 1859, pero estos bienes ya habían sido casi agotados durante la guerra, se fue la esperanza de restablecer las finanzas del país. El gobierno de Juárez decretó suspender los pagos a las deudas tanto nacionales como internacionales durante dos años para tratar de nivelar el presupuesto. España, Inglaterra y Francia se aliaron para hacer una intervención bélica en México. Juárez invitó a los representantes de esas tres naciones a dialogar y llegar a un acuerdo, Francia respondió enviando tropas a México. Esa triple alianza se desbarató cuando Inglaterra y España se enteraron de que Francia tenía otros planes bajo la manga: el emperador francés Napoleón III se había comprometido con los conservadores a que ayudaría a instaurar de nuevo un Imperio en México. Avanzaron las tropas francesas en el interior de nuestro país; injusta invasión que la opinión de todo el mundo veía con malos ojos. Cayó México en manos de los franceses y Juárez se mantuvo errático de nueva cuenta durante 5 años para poner a salvo el gobierno legítimo de México.
Una vez México en manos de los franceses, se formó una Junta Superior de Gobierno compuesta por elementos conservadores mexicanos y franceses, todos sabían que esto era una farsa, ya que todos ellos sabían que la forma de gobierno sería monárquica y que el monarca sería Maximiliano de Habsburgo, llamado Maximiliano I de México.
Se convocó a votaciones, 5 millones y medio de mexicanos votaron a favor, siendo la población de México en aquél entonces de 8 y medio millones de habitantes. Maximiliano nunca se pensó que aquellos que votaron lo hicieron bajo presión por los franceses, esos mismos mexicanos que votaron a favor de Maximiliano en un futuro volverían a empuñar las armas para expulsar a los franceses y su emperador Maximiliano.
Mientras México era un gobierno monárquico con Maximiliano como emperador, Juárez continuaba peregrinando investido como presidente de una República Federal. En ese largo peregrinar de una ciudad a otra, un día como hoy, 21 de enero, pero de 1867, Juárez se establece en Zacatecas, con su guerra sostenida contra el Imperio. Esta historia continuará cuando se atraviese otra fecha alusiva.   

viernes, 20 de enero de 2012

20 DE ENERO - ITURBIDE Y GUERRERO


Un día como hoy, 20 de enero, pero de 1821, el caudillo Vicente Guerrero envió una carta en respuesta a la misiva que Agustín de Iturbide le envió diez días antes, el 10 de enero.
Antes de pasar a los hechos, quiero comentar un suceso interesante. Hasta hace unos 5 años, se tenía la creencia de que esa carta con fecha de 10 de enero escrita por Agustín de Iturbide había sido la primera de las cartas de las que se tenía noticia, sin embargo, en el año 2006 un historiador llamado Jaime del Arenal Fenochio descubrió una breve carta con fecha anterior, 26 de noviembre de 1820 y que dice:
Teloloapan Noviembre 26 de 1820
Sr. Gral. D. Vicente Guerrero,
Exmo. Sr.
Recibí la atenta nota de usted de fecha 22 del presente mes y por ella veo que no está usted dispuesto a deponer las armas y sí a continuar la campaña que inició el cura Hidalgo.
Ojalá que pasando otros días, uno ú otro quede convencido de la justa causa que nos conduce a batirnos en los campos de batalla.
A vuelta de correo sabré lo que Vd. piensa sobre el particular.
Dios gue. a Vd. ms. as. Agustín de Yturbide.
Don Vicente Ramón Guerrero Saldaña fue -como decía Alvargonzález- el director técnico de los insurgentes que comenzaron a luchar con Hidalgo en 1810, en la última etapa de la guerra de independencia. El director técnico del otro bando, el realista, fue Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu.
Cuando la boca deja de cumplir con su función comunicativa, entonces comienza a hablar la sonora boca del cañón. Es este caso, la comunicación epistolar, la letra escrita, tuvo un excelente rol en el cese de la lucha de independencia. Más de 295 cartas y otros documentos fueron dirigidos entre estos dos personajes de la historia nacional.
Aquí pongo unas líneas de la carta con fecha de 10 de enero que dirige Iturbide a Guerrero, nótese la elegancia y el caballerismo, me pregunto ¿Bush habrá intercambiado cartas como estas con Sadam Hussein?
Sin andar con preámbulos que no son del caso, hablaré con la franqueza que es inseparable de mi carácter ingenuo. Soy interesado como el que mas en el bien de esta Nueva España, país en que como Vd. sabe he nacido, y debo procurar por todos medios su felicidad.
Vd. está en el caso de contribuir á ella de un modo muy particular, y es cesando las hostilidades, y sujetándose con las tropas de su cargo á las órdenes del gobierno; en el concepto de que yo dejaré á Vd. el mando de su fuerza, y aun le proporcionaré algunos auxilios para la subsistencia de ella.
Supongo que Vd. no inferirá de ninguna manera que esta carta es por otros principios, ni tiene otro móvil que el que le he manifestado; porque las pequeñas ventajas que Vd. ha logrado, de que ya tengo noticia, no pueden poner en inquietud mi espíritu, principalmente cuando tengo tropa sobrada de que disponer, y que si quisiese me vendría más de la capital; sirviendo á Vd. de prueba de esta verdad, el que una sección ha marchado ya por Tlacotepec, al mando del teniente coronel D. Francisco Antonio Berdejo, y yo con otra iré por el camino de Teloloapan dejando todos los puntos fortificados con sobrada fuerza, y dos secciones sobre D. Pedro Alquisira.
El Sr. Dios de los ejércitos me conceda este placer; y vd. entretanto disponga de mi buena voluntad, seguro de que le complacerá en cuanto sea compatible con su deber, su atento servidor que le estima y S. M. E.—Agustín de Iturbide.—Sr. D. Vicente Guerrero.     
A lo que hace exactamente 191 años Guerrero contestó:
…He aquí demostrado, brevemente, cuanto puede justificar nuestra causa, y lo que llenará de oprobio a nuestros opresores. Concluyamos con que usted equivocadamente ha sido nuestro enemigo, y que no ha perdonado medios para asegurar nuestra esclavitud; pero si entra en conferencia consigo mismo, conocerá que siendo americano, ha obrado mal, que su deber le exige lo contrario, que su honor le encamina a empresas más dignas de su reputación militar, que la patria espera de usted mejor acogida, que su estado le ha puesto en las manos fuerzas capaces de salvarla y que si nada de esto sucediera, Dios y los hombres castigarían su indolencia. Estos a quien usted reputa por enemigos, están distantes de serio, pues que se sacrifican gustosos por solicitar el bien de usted mismo; y si alguna vez manchan sus espadas en la sangre de sus hermanos, mas la ignorancia de éstos, la culpa de nuestros antepasados, y la más refinada perfidia de los hombres, nos han hecho padecer males que no debiéramos, si en nuestra educación varonil nos hubiesen inspirado el carácter nacional. Usted y todo hombre sensato, lejos de irritarse con mi rústico discurso, se gloriarían de mi resistencia y sin faltar a la racionalidad, a la sensibilidad de la justicia, no podrían redargüir a la solidez de mis argumentos, supuesto que no tienen otros principios que la salvación de la patria, por quien usted se manifiesta interesado. Si inflama a usted, ¿qué pues, hace retardar el pronunciarse por la más justa de las causas? Sepa usted distinguir y no confunda. Defienda sus verdaderos derechos y esto le labrará la corona más grande; entienda usted: yo no soy el que quiero dictar leyes ni pretendo ser tirano de mis semejantes; decídase usted por los, verdaderos intereses de la Nación, y entonces tendrá la satisfacción de verme militar a sus órdenes y conocerá un hombre desprendido de la ambición e intereses, que sólo aspira a sustraerse de la opresión y no a elevarse sobre la ruina de sus compatriotas.
Esta es mi decisión y para ello cuento con una regular fuerza disciplinada y valiente, que a su vista huyen despavoridos cuantos tratan de sojuzgarla; con la opinión general de los pueblos que están decididos a sacudir el yugo o morir, y con el testimonio de mi propia conciencia, que nada teme, cuando por delante se le presenta la justicia en su favor.
Compare usted que nada me sería más degradante como el confesarme delincuente y admitir el perdón que ofrece el Gobierno contra quien he de ser contrario hasta el último aliento de mi vida; mas no me desdeñaré de ser subalterno de usted en los términos que digo; asegurándole que no soy menos generoso y que con el mayor Placer entregaría en sus manos el bastón con que la Nación me ha condecorado.
Convencido, pues, de estas terribles verdades, ocúpese usted en beneficio del país donde ha nacido, y no espere el resultado de los Diputados que marcharon a la Península; porque ni ellos han de alcanzar la gracia que pretenden, ni nosotros tenemos necesidad de pedir por favor lo que se nos debe de justicia, por cuyo medio veremos prosperar este fértil suelo y nos eximiremos de los gravámenes que nos causa el enlace con España.
He satisfecho el contenido de la carta de usted, porque así lo exige mi crianza; y le repito que todo lo que no sea concerniente a la total independencia, lo demás lo disputaremos en el campo de batalla.
Si alguna feliz mudanza me diera el gusto que deseo, nadie me competirá la preferencia de ser su más fiel amigo y servidor, como lo protesta su atento que su mano besa.
Vicente Guerrero.
Rincón de Santo Domingo, a 20 de enero de 1821.

jueves, 19 de enero de 2012

19 DE ENERO - EL PADRE ARENAS


«El Pensador Mexicano» hoy suena a nombre de calle y nada más; sin embargo, El Pensador Mexicano fue el nombre del primer periódico de varios que fundó José Joaquín Fernández de Lizardi a un par de años de haberse iniciado la guerra de independencia, 1812.
Fernández de Lizardi, mejor conocido como El Pensador Mexicano, fue el primer novelista de este vasto continente americano, él escribió la primer novela en México y América, titulada «El Periquillo sarniento», ¿la has leído?
Además de esa famosa novela, José Joaquín también escribió Don Catrín de la Fachenda, La Quijotita y su prima, y poco antes de morir escribió una obra titulada La tragedia del padre Arenas.
¿Quién carajos fue ese padre Arenas?
Lo que en 1810 comenzó Miguel Hidalgo, conocido como Guerra de Independencia, fue consumado hasta septiembre de 1821. Lógicamente, no toda la población estaba contenta con este hecho, algunos sectores deseaban seguir perteneciendo a la Corona Española. Es el caso del fraile dieguino Joaquín Arenas. Nació en Castilla la Nueva, España y se mudó a estas tierras americanas.
Hay muy poca información sobre su vida, sin embargo, lo poco se sabe acerca de ella, no es muy grata: Siendo capellán en Chihuahua vivía con una mujer, por esa causa un obispo ordenó que se mudara a la Ciudad de México. Se le atribuye haber dirigido clandestinamente una destilería, una casa de apuestas y una fábrica de monedas falsas… toda una «fichita».
El padre Arenas estaba inconforme del estado en que se encontraba la religión católica en México y culpaba de esto al nuevo gobierno liberal. A seis años de haberse consumado la independencia, año de 1827, Arenas maquinó un plan para que México volviera al régimen monárquico del rey Fernando VII de España. El plan constaba de 18 artículos, voy a citar los tres primeros:
Artículo l°. La religión de Jesucristo, según la santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, sin mezcla de otra pública o privada.
2°. Para sostener el artículo anterior, volverá este país a la soberanía del Sr. D. Fernando VII, (Q. D. G.) y legítimos sucesores, proclamándole y jurándole de nuevo y como se acostumbra en semejantes actos.
3°. En todo lugar en donde se proclame este plan, se restablecerán inmediatamente los ayuntamientos, y arreglará todo como estaba en el año de 1808.
Escribió Lucas Alamán respecto a la conspiración del padre Arenas: «era un verdadero acto de demencia». La conspiración estuvo condenada al fracaso, desde un principio, ya que carecían de recursos y además cometieron la ingenuidad de buscar como cómplices a los altos funcionarios del gobierno de Guadalupe Victoria.
El padre Arenas, visitó al Comandante General Ignacio Mora y le contó sobre sus planes, le invitó a formar parte del plan revolucionario. El General le dijo que necesitaba tiempo para reflexionarlo, le pidió al padre Arenas que volviera al día siguiente para darle su respuesta. ¡Oh miseria humana! El General fue con el chisme al presidente. Al día siguiente, un día como hoy, 19 de enero, pero de 1827, el padre Arenas volvió a con el General Mora; escondidos para no ser vistos estaban el diputado José María Tornel, el senador Francisco Molinos del Campo y el teniente coronel Ignacio de la Garza Falcón y los ayudantes de Joaquín Muñoz y Francisco Ruiz Fernández. El General pidió al padre Arenas que repitiera la invitación y al hablar fue escuchado por todas estas personas. Ese mismo día, 19 de enero, Arenas fue llevado a prisión acusado del delito de «lesa-nación».
Meses después, el 2 de junio de 1827, fue ejecutado. Fusilado de espaldas, con un letrero que decía «Por traidor a la nación».
Como cerecita al pastel, la logia masónica de los yorkinos se aprovechó de este hecho para acrecentar su lucha antiespañola que ahora nos hace renegar de nuestro genoma, de nuestras raíces.

miércoles, 18 de enero de 2012

18 DE ENERO - PEDRO MORENO


En México tenemos un par de Estados que llevan por nombre Hidalgo y Morelos respectivamente, en honor a los caudillos de la guerra de Independencia. Este mismo hecho se repite en los nombres de muchas poblaciones; uno de los casos más famosos es la ciudad de Valladolid, donde nació Morelos y que hoy lleva por nombre Morelia, en su honor.
Otro caso menos conocido pero no menos importante es Santa María de los Lagos que hoy lleva por nombre Lagos de Moreno, en honor del caudillo Pedro Moreno, quien nació allí.
Famosos son los nombres de Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, Josefa Ortiz, sin embargo hubo muchos otros personajes más que contribuyeron en gran parte a lograr la independencia de México. Pedro Moreno es uno de esos nombres no tan conocidos, también fue un caudillo de la Guerra de Independencia.
Es de admirarse que Pedro Moreno, siendo un criollo, alto, blanco, barbón y de pelo rizado, comerciante, hacendado, con su vida resuelta, decide involucrarse en la lucha de independencia, renunció a sus comodidades por la causa.
En sus viajes de negocios llegó a Apatzingán, allí conoció los «Sentimientos de la Nación» escritos por Morelos, se convence de lo que allí se dice y decide tomar las armas.
Después del levantamiento de Hidalgo y Allende fue Morelos quien tomó las riendas de la lucha de independencia. A la muerte de este gran estratega y genio militar, la lucha comenzó a declinar, el movimiento comenzó a fragmentarse. Algunos insurgentes continuaron, es cuando hombres como Xavier Mina y Pedro Moreno entran en acción.
Moreno, sin ninguna preparación militar se «aventó al ruedo». Tres años y medio de batallas, la primera de ellas la perdió, fue bautizado con fuego, sin embargo dijo: «así aprenderé a vencer». Las siguientes batallas fueron ganadas.
Construyó un fuerte en el Cerro del Sombrero, a unos kilómetros de la ciudad de León, Guanajuato, se le conoce como el Fuerte del Sombrero. Allí se atrincheró durante dos años, desde ese lugar se organizaban los ataques a las poblaciones del Bajío y de los Altos.
Directo de España llegó Xavier Mina a México, militar que luchó en la guerra de independencia de España contra los franceses. Llegó con 250 hombres americanos y europeos a luchar por la causa independentista de México; después de numerosas victorias marchó rumbo al Fuerte del Sombrero para reunirse con Pedro Moreno, una vez allí, el Fuerte se convirtió en el centro de operaciones más importante de la lucha independentista. Sin embargo llegó el día en que los realistas sitiaron el Fuerte (es decir, lo rodearon e impidieron el suministro de agua y alimentos).
Hombres, mujeres y niños estaban atrapados en el Fuerte, durante 20 días, hasta que Pedro Moreno decidió abandonarlo por la noche, los realistas se dieron cuenta y atacaron. Se dice que fue una carnicería, llantos de mujeres, gritos de niños y gemidos de moribundos.
Pedro Moreno continuó luchando con Mina después de este acontecimiento, sin embargo tiempo después fue muerto de un balazo enemigo en la cabeza. Xavier Mina fue capturado y fusilado.
El Fuerte del Sombrero, lugar donde se vivieron hazañas heroicas en la lucha independentista, fue destruido por los realistas. Hoy en día esas ruinas están totalmente abandonadas, sin ningún cuidado por parte de las dependencias gubernamentales; hace unas décadas aún era posible subir al cerro y contemplar los vestigios de aquél Fuerte, hoy ni siquiera hay un camino para llegar a él. Es otro claro ejemplo del respeto que en México le tenemos a nuestra historia.
Un día como hoy, 18 de enero, pero de 1775, nació Pedro Moreno González de Hermosillo. 

martes, 17 de enero de 2012

17 DE ENERO - EN EL PUENTE DE CALDERÓN


La efeméride de hoy me resulta un tema excepcionalmente interesante, se trata de la Batalla de Calderón. Rápidamente cuento la historia: Los llamados «Conspiradores» fueron descubiertos por los españoles, así que Miguel Hidalgo decide anticipadamente convocar al pueblo a sublevarse el 16 de septiembre de 1810 con el llamado «Grito de Dolores». Comienzan las batallas en las principales ciudades del Bajío (Celaya, Irapuato, Silao, Salamanca), llegan a la Ciudad de México pero aún no entiendo por qué Hidalgo ordena retroceder (si tú lo sabes, déjame un comentario al respecto). Hidalgo y sus tropas marcharon a Guadalajara, llegaron en noviembre. En esta ciudad permanecieron hasta que un día como hoy, 17 de enero, pero de 1811, Hidalgo y sus tropas marcharon hacia el Puente de Calderón, cerca de Zapotlanejo, Jalisco.
No me atrevo a describir los sucesos de ese día sabiendo que mi Maestro Alvargonzález ya lo hizo y de una manera tan amena y divertida que prefiero transcribir íntegramente su texto, aquí se los dejo:

Los consejos no pedidos mencantan porque soy masoquista. Así, una amiga me dijo: “debes escribir más claro porque nosentiende lo que dices…” Que uso palabras que no forman parte del extenso vocabulario de 400 términos de los jóvenes hoyendía; que soy gárrulo, y otras lindezas que la concejal bienintencionada me señaló en tu nombre y en defensa de tu tiempo. Después de repensar su encantadora aportación, díjeme: “es cierto, debo contar las cosas en forma más entendible”. Y sabiendo que el lenguaje deportivo es comprensible, entonces…
El Gran Encuentro tuvo todas las características de un ‘clásico’, o más, pues se trataba de dos ¡selecciones nacionales del mismo país! que esperaban alzarse con el triunfo (ese lenguaje implica ciertas obviedades) y aquel 17 de enero. La cancha elegida por Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga, como director técnico, y por los asesores del que podemos llamar equipo defensor o ‘Insurgente’, fue un extenso valle delimitado por un río y un puente. El equipo citado para el partidazo allí, iba bajo las órdenes de Félix María Calleja del Rey (ése su nombre) y aunque tenía menos jugadores, era sabido que contaba con mejor preparación para el rudo encuentro. Como en ese deporte, footheads o patear cabezas, las reglas siempre están por escribirse y para no respetarse, los defensores llevaban un contingente de cerca de 100 mil, si bien la mayoría más aptos para la banca que para jugar como titulares; los atacantes apenas si eran unos siete mil y les dejaron la peor parte de la cancha, pues debían remontar una colina para anotar un sanchutazo a tiempo (la ventaja es que ese deporte es “hasta agotar existencias”). En la alineación del cuadro defensor figuraban nombres estelares como Allende, Aldama, Abasolo, Torres e incluso un feroz cañonero; Fletcher, importado del norte. Entre los atacantes que vestían la camiseta de ‘Realistas’, apellidos menos conocidos en el fichaje histórico como los de Emparán, Flón, Villamil, Iberri y Pastor. Después de una noche de festejo anticipado por parte de los defensores, pues ya sabes que los muchos suelen ganar sobre los que no son tan muchos, el cañonazo que dio comienzo a las acciones sonó poco después de las siete en saliendo el Sol. ¡Fuego! Como mi amiga me reprende si te explico la diferencia entre ‘estrategia’ y ‘táctica’, baste decirte que la estrategia de Calleja consistía en envolver con una pinza a los defensores, con puente, río y colina en su contra; difícil faena. Durante siete horas aquello fue un tirafloja en la media cancha hasta que ¡bum! Sí, un tiro bombeado por parte de los atacantes -la suerte también cuenta-, acabó con el polvorín de los defensores y se aulló el final del Gran Encuentro con el triunfo a favor de los atacantes. Los derrotados, sin esperar autorización de la FIFA, a pelarse pal norte iniciando así una moda nacional.
¿Independencia?
Cuatro meses y un día después del Grito de Dolores, allí en Calderón y cerca de Zapotlanejo, se acabó la guerra de Hidalgo; 121 días contados al 17 de enero de 1811. La Historia, como yo, confunde…

lunes, 16 de enero de 2012

16 DE ENERO - TELEGRAMA TENTADOR


El «hubiera» no existe, pero en ocasiones me pregunto ¿qué sucedería si México no hubiera perdido la mitad de su territorio? ¿Qué hubiera pasado si Estados Unidos no nos hubiera sometido bajo su influjo económico? Y por último ¿Hubiera México sido capaz algún día de recuperar los territorios que perdió en los Tratados de Guadalupe-Hidalgo? (ver historia del 10 de enero en esta página).
Esto no es de ninguna manera un lamento por lo sucedido, es un simple ejercicio que puede poner a volar nuestra imaginación. Nada es imposible, incluso hay ocasiones en que alguien más puede ofrecer ayuda para que logres lo que deseas, siempre y cuando ofrezcas algo a cambio, «marketín», «bisnes son bisnes».
En la lejana Europa entre los años 1914 y 1918 se dio la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, un incidente que involucró a  todos los países de pelo en pecho; se distribuyeron en dos bandos: los Aliados de la Triple Entente (Francia, Inglaterra y Rusia) por un lado y por el otro estaban las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Hungría e Italia, aunque Italia se declaró neutral durante la guerra).
Fue una de las peores guerras en las que se ha visto envuelta la humanidad, más de 70 millones de militares en acción, 9 millones de muertos en combate.
Todo comenzó por el asesinato de un archiduque, heredero al trono de Austria-Hungría. Fue una época en que las naciones firmaban acuerdos de alianzas, mismas que se dieron décadas antes del conflicto, así que, por tonto que esto suene, no era sino algo parecido a «no te metas conmigo porque le llamo a mis amigos».
Tremenda guerra aquella, de proporciones descomunales. En 1917, en plena guerra, estalló la  famosa Revolución en el Imperio ruso, donde los bolcheviques eliminaron al emperador o zar para instaurar el comunismo y crear la Unión Soviética. Este hecho ocasionó que Rusia abandonara la Guerra Mundial.
En ese mismo año de 1917 se suscitó un evento casi desconocido en nuestra historieta nacional:
Llevaba por nombre Arthur Zimmermann el ministro de Asuntos Exteriores de aquél legendario Imperio Alemán; este señor envió un telegrama al embajador alemán en México, de nombre Heinrich von Eckardt con instrucciones para que se acercara al Gobierno de México con una propuesta para formar una alianza contra los Estados Unidos, ni más ni menos. Fue interceptado por los ingleses y el contenido de este telegrama fue el detonante para que Estados Unidos metiera sus narices en el conflicto europeo.
Alemania permanecía neutral ante Estados Unidos, pero estaba latente el peligro de que esta política fracasara, por lo tanto, Alemania ofrecía aliarse con México para que éste último lanzara una ofensiva militar contra los vecinos del norte. Alemania ofrecía ayuda financiera y de armamento y además ofrecía ayuda para algo que suena muy apetitoso para el orgullo nacional, aquí dejo la traducción al español del telegrama original:
«Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin restricción. No obstante, nos esforzaremos para mantener la neutralidad de los Estados Unidos de América.
En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza sobre las siguientes bases: hacer juntos la guerra, declarar juntos la paz; aportaremos abundante ayuda financiera; y el entendimiento por nuestra parte de que México ha de reconquistar el territorio perdido en Nuevo México, Texas y Arizona. Los detalles del acuerdo quedan a su discreción [de Von Eckardt].
Queda usted encargado de informar al presidente [de México] de todo lo antedicho, de la forma más secreta posible, tan pronto como el estallido de la guerra con los Estados Unidos de América sea un hecho seguro. Debe además sugerirle que tome la iniciativa de invitar a Japón a adherirse de forma inmediata a este plan, ofreciéndose al mismo tiempo como mediador entre Japón y nosotros.
Haga notar al Presidente que el uso despiadado de nuestros submarinos ya hace previsible que Inglaterra se vea obligada a pedir la paz en los próximos meses.»
Jugoso y tentador el ofrecimiento, ¿cierto?
Un día como hoy, 16 de enero, pero de 1917, Arthur Zimmermann envió el «Telegrama Zimmermann» a nuestras tierras mexicanas. 


domingo, 15 de enero de 2012

15 DE ENERO - FERNANDO DE ALENCASTRE


Los territorios de la Corona Española inmediatamente después del descubrimiento de América, crecieron de forma descomunal. Era imposible centralizar el gobierno del Rey para todos estos nuevos territorios, difícil también que se atendieran asuntos de forma inmediata. Así fue como surgió la idea de instaurar un Virrey. Hubo cuatro grandes Virreinatos, a saber: Virreinato del Perú, Virreinato de Nueva Granada, Virreinato del Río de la Plata y el Virreinato de la Nueva España; este último abarcaba los territorios de América del Norte hasta Costa Rica e incluía también a las islas Filipinas.
Establecido en 1535, el Virreinato de la Nueva España tuvo una duración de 286 años, terminó en 1821 con la independencia de México. 63 fueron los virreyes que gobernaron durante ese tiempo, de los cuales sabemos poco o nada de la gran mayoría, por no decir de todos.
El Virrey número 35 de la lista llevó por nombre Fernando de Alencastre Noroña y Silva. Nació probablemente en 1641 en España, fue un hombre muy poderoso, inteligente y con calidad humana. Fue Duque de Linares, Marqués de Valdefuentes, Porta Alegre y Govea, también fue Comendador Mayor de la Orden de Santiago en Portugal y Gentilhombre de la Cámara de Su Majestad, Teniente General de sus Ejércitos, fue Gobernador de la Toscana y además de ser Virrey de la Nueva España, también lo fue del Perú.
A los gobernantes se les reconoce por las obras que dejan para la posteridad para el beneficio del pueblo. El Duque de Linares comenzó su mandato en la Nueva España reconstruyendo el Palacio Municipal. En el mismo año en que inició su mandato, en la Ciudad de México cayó una nevada y también ocurrió un sismo; la nevada provocó hambruna y enfermedades ya que destruyó gran parte de los cultivos. El Virrey Alencastre, al igual que el arzobispo José Lanziego, ofrecieron dinero de sus propias cuentas para ayudar a las víctimas y a la reconstrucción de la ciudad. Además dictó medidas para que se abastecieran los campesinos de semillas a bajo costo. Este gesto sin duda lo destaca como amante de sus semejantes.
También prohibió la producción de aguardiente a pesar de que esta medida afectaría los ingresos que el gobierno recibía. La medida fue tomada ya que muchos de los indígenas sufrían de alcoholismo.
Hizo lo que estuvo a su alcance para disminuir las inmoralidades que el clero cometía. También combatió la delincuencia, el contrabando de esclavos introducidos por los ingleses, combatió el saqueo de maderas preciosas que también cometían los ingleses, instituyó el Tribunal y la cárcel de La Acordada (tema interesante para quien guste leer al respecto, hay mucha información en internet).
Los piratas, tan aplaudidos en Hollywood, no eran sino viles ladrones amparados por la Corona Inglesa para afectar a los intereses de la Corona Española. Alencaster ordenó la contrucción de cuatro barcos para fortalecer la flota encargada de combatir a los piratas.
Se destaca en su mandato la fundación de la ciudad de San Felipe de Linares (hoy simplemente Linares) en Monterrey, las expediciones de colonización de Texas y el establecimiento de Misiones en California y Nuevo México; importante fue la construcción del acueducto de los Arcos de Belén en la ciudad de México; importantísimo también durante su mandato fue la fundación de la primera biblioteca pública de México y la fundación del Museo de Plantas y Animales.
Renunció a su mandato debido a enfermedades que lo aquejaban y murió en 1717, siendo sepultado en la Iglesia de San Sebastián en la Ciudad de México.
Aunque algunas fuentes indican que fue el 13 de noviembre de 1710, otras fuentes mencionan que fue un día como hoy, 15 de enero, pero de 1711 cuando Fernando de Alencastre Noroña y Silva asumió el cargo de Virrey de la Nueva España.

sábado, 14 de enero de 2012

14 DE ENERO - LA NAO DE CHINA


Si ya leíste mis textos anteriores te darás cuenta que he tratado de decir en más de alguno que nuestra historia, nuestras raíces, son mucho más que aztecas y revoluciones. Decía mi maestro Alvargonzález que «el simple penacho no ajusta para explicar la mexicanidad». De forma breve y concisa diré que se nos inculcó desde hace un par de siglos, por razones políticas que ahora no vienen a cuento, a renegar de nuestro pasado; los 300 años de colonia, de la Nueva España, han pasado casi inadvertidos en nuestra educación de historia básica; en nuestro catálogo de héroes nacionales no figura ninguno de la época que abarca desde Cuauhtémoc (1500) hasta Miguel Hidalgo (1800).  Repito, en nuestra historia oficial mexicana parece ser que no pasó nada en esos 300 años. Por lo tanto, yo quiero aprovechar este espacio para rendir homenaje a esos «protomexicanos» que comenzaron a dar forma a esto que somos tú y yo: mexicanos.
Me quedan pocas líneas, así que seré breve: En la antigüedad las especias como la pimienta, la canela, el clavo de olor, etc. resultaban tan necesarias para la cultura europea ya que además de condimentar también eran usadas para la conserva de los alimentos. Lo europeos sabían que en Asia había abundancia de especias y fue la búsqueda de esta mercancía lo que los orilló a buscar rutas marítimas más rápidas. Cabe mencionar que las especias eran tan valiosas como el oro mismo.
Los portugueses monopolizaron el camino conocido a la India: zarpaban de la península Ibérica (Portugal y España) rumbo a África y bordeaban todo ese continente hasta llegar a la india (mira el mapa aquí: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/21/Caminho_maritimo_para_a_India.png).  
Colón, tratando de encontrar una ruta alterna y bajo la premonición de que la Tierra es redonda, creía que llegaría a Asia si navegaba en sentido contrario. Patrocinado por los reyes de España, partió en ese viaje experimental. Llegó a Tierra firme, sí, pero no era Asia sino un gigantesco continente situado a medio camino, que años después se llamaría América.
Después de ese acontecimiento continuó la búsqueda de esa ruta hacia el oeste para llegar al este. Fueron Magallanes y Elcano quienes circunnavegaron por primera vez todo el globo terráqueo (mira el mapa: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2c/Magellan_Elcano_Circumnavigation-es.svg). Por fin, por primera vez en millones de años la Tierra mostró su redondez a la humanidad.
Recordemos que la navegación de aquél entonces (siglo XVI) era por medio de barcos de vela que se impulsaban con el viento y las mareas. El viaje de España a América y su regreso ya estaban más que conocidos. Al conocerse la redondez de la Tierra, comenzaron los viajes de México hacia las Filipinas, islas asiáticas en las que abundaban las especias, sin embargo no se conocía la ruta de regreso, por lo tanto, el viaje de México a Filipinas tenía que regresar bordeando todo el continente asiático y después el africano para llegar de nuevo a España, ruta bastante complicada. Aquí aparecen dos personajes a los que yo considero héroes nacionales por sus grandes proezas: Andrés de Urdaneta y Miguel López de Legazpi. Ellos zarparon de Barra de Navidad, Jalisco, en 1561 rumbo a las Filipinas y trazaron la ruta de regreso, el Tornaviaje. Quedó de esta forma terminada la ruta de ida y vuelta México-Filipinas.
Desde ese entonces y durante 250 años, una o dos veces por año zarpaba de Acapulco el llamado «Galeón de Manila» o también llamado «La Nao de China» rumbo a Manila en Filipinas y de vuelta a México, un viaje de entre 4 y 5 meses de duración. A través de esa ruta se llevaron mercancías mexicanas hacia Asia y de allá llegaron a México las palmeras y sus cocos que pareciera que toda la vida hubieran estado en nuestras playas; llegaron también los gallos de  pelea que pareciera que son tan mexicanos, tan nuestros.
Para bien o para mal llegó el momento de que México se transformara en nación independiente. En 1810 dio inicio la lucha de independencia, las cosas cambiaron para siempre. Un día como hoy, 14 de enero, pero de 1811, la Nao de China arribó al Puerto de San Blas en Nayarit y no volvió a zarpar nunca más. Fue su último viaje.
(¿Quieres saber más? Aquí hay una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América: http://lanaova.blogspot.com/ )