El «hubiera» no existe, pero en
ocasiones me pregunto ¿qué sucedería si México no hubiera perdido la mitad de
su territorio? ¿Qué hubiera pasado si Estados Unidos no nos hubiera sometido
bajo su influjo económico? Y por último ¿Hubiera México sido capaz algún día de
recuperar los territorios que perdió en los Tratados de Guadalupe-Hidalgo? (ver
historia del 10 de enero en esta página).
Esto no es de ninguna
manera un lamento por lo sucedido, es un simple ejercicio que puede poner a
volar nuestra imaginación. Nada es imposible, incluso hay ocasiones en que
alguien más puede ofrecer ayuda para que logres lo que deseas, siempre y cuando
ofrezcas algo a cambio, «marketín», «bisnes son bisnes».
En la lejana Europa
entre los años 1914 y 1918 se dio la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, un
incidente que involucró a todos los
países de pelo en pecho; se distribuyeron en dos bandos: los Aliados de la
Triple Entente (Francia, Inglaterra y Rusia) por un lado y por el otro estaban
las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Hungría e Italia, aunque Italia se
declaró neutral durante la guerra).
Fue una de las peores
guerras en las que se ha visto envuelta la humanidad, más de 70 millones de
militares en acción, 9 millones de muertos en combate.
Todo comenzó por el
asesinato de un archiduque, heredero al trono de Austria-Hungría. Fue una época
en que las naciones firmaban acuerdos de alianzas, mismas que se dieron
décadas antes del conflicto, así que, por tonto que esto suene, no era sino
algo parecido a «no te metas conmigo porque le llamo a mis amigos».
Tremenda guerra
aquella, de proporciones descomunales. En 1917, en plena guerra, estalló
la famosa Revolución en el Imperio ruso,
donde los bolcheviques eliminaron al emperador o zar para instaurar el
comunismo y crear la Unión Soviética. Este hecho ocasionó que Rusia abandonara
la Guerra Mundial.
En ese mismo año de
1917 se suscitó un evento casi desconocido en nuestra historieta nacional:
Llevaba por nombre
Arthur Zimmermann el ministro de Asuntos Exteriores de aquél legendario Imperio
Alemán; este señor envió un telegrama al embajador alemán en México, de nombre
Heinrich von Eckardt con instrucciones para que se acercara al Gobierno de
México con una propuesta para formar una alianza contra los Estados Unidos, ni
más ni menos. Fue interceptado por los ingleses y el contenido de este
telegrama fue el detonante para que Estados Unidos metiera sus narices en el
conflicto europeo.
Alemania permanecía
neutral ante Estados Unidos, pero estaba latente el peligro de que esta
política fracasara, por lo tanto, Alemania ofrecía aliarse con México para que
éste último lanzara una ofensiva militar contra los vecinos del norte. Alemania
ofrecía ayuda financiera y de armamento y además ofrecía ayuda para algo que
suena muy apetitoso para el orgullo nacional, aquí dejo la traducción al
español del telegrama original:
«Nos proponemos
comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin restricción. No
obstante, nos esforzaremos para mantener la neutralidad de los Estados Unidos
de América.
En caso de no tener
éxito, proponemos a México una alianza sobre las siguientes bases: hacer juntos
la guerra, declarar juntos la paz; aportaremos abundante ayuda financiera; y el
entendimiento por nuestra parte de que México ha de reconquistar el territorio
perdido en Nuevo México, Texas y Arizona. Los detalles del acuerdo quedan a su
discreción [de Von Eckardt].
Queda usted encargado
de informar al presidente [de México] de todo lo antedicho, de la forma más
secreta posible, tan pronto como el estallido de la guerra con los Estados
Unidos de América sea un hecho seguro. Debe además sugerirle que tome la
iniciativa de invitar a Japón a adherirse de forma inmediata a este plan,
ofreciéndose al mismo tiempo como mediador entre Japón y nosotros.
Haga notar al
Presidente que el uso despiadado de nuestros submarinos ya hace previsible que
Inglaterra se vea obligada a pedir la paz en los próximos meses.»
Jugoso y tentador el
ofrecimiento, ¿cierto?
Un día como hoy, 16
de enero, pero de 1917, Arthur Zimmermann envió el «Telegrama Zimmermann» a
nuestras tierras mexicanas.
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