Un relato breve, diario, sobre la historia de México o el mundo, basado en las efemérides del día.

sábado, 28 de enero de 2012

28 DE ENERO - EL TIGRE DE ÁLICA


Situémonos en el año 1850 aproximadamente, en aquél entonces Nayarit no era un Estado como lo es hoy, formaba parte de Jalisco, se le conocía como el 7º Cantón de Jalisco. Allí, en las cercanías de Tepic, nació Manuel Lozada, indio Cora de cepa pura. Bajo su nombre se creó una historia romántica.
La historia es muchas historias, la historia y la mitología muchas veces se entrecruzan. Los personajes que hacen historia suelen ser elevados a condiciones casi divinas.
La romántica historia de Lozada dice que siendo muy niño quedó huérfano de padre y su madre al no poder mantenerlo lo entregó en adopción a sus tíos. Asistió a la escuela elemental pero no terminó sus estudios ya que tenía que trabajar para ayudar a sostener a su familia. Cuenta también la historia que Lozada fue contratado como caballerango por un rico hacendado y que nuestro personaje, tal como en las telenovelas, se enamoró de la hija del patrón, y ella de él, y se fugaron. Lo encarcelaron por este hecho. Al ser puesto en libertad no renunció a su amor y volvió a con ella y lo hicieron preso de nuevo y otra vez. En tres ocasiones fue hecho preso y puesto en libertad por estar enamorado. Sigue contando la historia que después de este hecho, Lozada se indignó de la forma en que vivían los indígenas y formó un grupo armado para luchar por esa causa. Un militar salió en su búsqueda para castigarlo y al no encontrarlo capturó a la madre de Lozada y la azotó en la plaza de Tepic públicamente. A partir de ese hecho Lozada se convertiría en el Tigre de Álica al frente de su ejército de salvajes.
Otra historia, sin tanto romanticismo, nos dice que Lozada fue un bandolero que hizo buenas migas con un de los altos empleados de una de las dos casas que comerciaban con los productos traídos en la Nao de China (ver 14 de enero) y que estaban en disputa, misma que se acrecentó con la guerra civil entre liberales y conservadores. Dejó de ser bandido, apoyado por los conservadores y franceses (léase II Imperio Mexicano), para luchar contra los liberales (léase Juárez). Bernabé Godoy dice: Empezó Lozada sus correrías por el año 1853, al frente de una gavilla que con el tiempo se fue haciendo cada vez más grande.
Carlos Rivas Góngora, terrateniente y alto empleado de la casa Barrón, Forbes y Cía., cuya matriz radicaba en Tepic, estableció premeditadamente contacto con el salteador, a quien cedió con amabilidad la cabalgadura, iniciando así una amistad favorable a los intereses de ambos. De ella se derivó el entendimiento entre Lozada y la poderosa firma de los patrones de Rivas, que de este modo lograron disminuir en breve tiempo el poder de otra fuerte negociación de ascendencia española, la casa Castaños.
Mientras la República se debatía en las contiendas civiles, los contrabandos iban y venían por las costas nayaritas al amparo de las partidas «lozadeñas». No era sólo que el pobre erario nacional dejara de recibir los beneficios fiscales; la extraña sociedad Lozada-Barron, Forbes y Cía. obligaba al sacrificio de energías, humanas y materiales, en esa campaña que venía a sumarse a las tribulaciones de la patria.
Eustaqui Barron Jr. Y Guillermo Forbes, miembros del cuerpo consular, frustraron las consecuencias del informe que el general Santos Degollado rindió en 1856 al gobierno de la República, en relación con las actividades ilícitas de la negociación regenteada por los ambiciosos diplomáticos, contrabandistas en gran escala desde 1834. La nación tuvo que soportar un desagradable incidente con Inglaterra.
El terrible bandolero fue subiendo en categoría; y en la liquidación político-ideológica que tuvo lugar durante las guerras de Reforma y el Impero se convirtió en uno de los enemigos más encarnizados de la causa reformista.
Lozada al frente de «los salvajes de Álica» llegó a las proximidades de Guadalajara un día como hoy, 28 de enero, pero de 1873, con la firme intención de tomar por asalto y apoderarse de la ciudad. Ramón Corona salió a su encuentro para defender Guadalajara. Se llevó a cabo la llamada Guerra de la Mojonera en la que Corona venció al Tigre de Álica. Meses después Lozada moriría fusilado a manos de Corona.

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