Si ya leíste mis
textos anteriores te darás cuenta que he tratado de decir en más de alguno que
nuestra historia, nuestras raíces, son mucho más que aztecas y revoluciones.
Decía mi maestro Alvargonzález que «el simple penacho no ajusta para explicar
la mexicanidad». De forma breve y concisa diré que se nos inculcó desde hace un
par de siglos, por razones políticas que ahora no vienen a cuento, a renegar de
nuestro pasado; los 300 años de colonia, de la Nueva España, han pasado casi
inadvertidos en nuestra educación de historia básica; en nuestro catálogo de
héroes nacionales no figura ninguno de la época que abarca desde Cuauhtémoc
(1500) hasta Miguel Hidalgo (1800).
Repito, en nuestra historia oficial mexicana parece ser que no pasó nada
en esos 300 años. Por lo tanto, yo quiero aprovechar este espacio para rendir
homenaje a esos «protomexicanos» que comenzaron a dar forma a esto que somos tú
y yo: mexicanos.
Me quedan pocas
líneas, así que seré breve: En la antigüedad las especias como la pimienta, la
canela, el clavo de olor, etc. resultaban tan necesarias para la cultura
europea ya que además de condimentar también eran usadas para la conserva de
los alimentos. Lo europeos sabían que en Asia había abundancia de especias y
fue la búsqueda de esta mercancía lo que los orilló a buscar rutas marítimas
más rápidas. Cabe mencionar que las especias eran tan valiosas como el oro
mismo.
Los portugueses
monopolizaron el camino conocido a la India: zarpaban de la península Ibérica
(Portugal y España) rumbo a África y bordeaban todo ese continente hasta llegar
a la india (mira el mapa aquí: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/21/Caminho_maritimo_para_a_India.png).
Colón, tratando de
encontrar una ruta alterna y bajo la premonición de que la Tierra es redonda,
creía que llegaría a Asia si navegaba en sentido contrario. Patrocinado por los
reyes de España, partió en ese viaje experimental. Llegó a Tierra firme, sí,
pero no era Asia sino un gigantesco continente situado a medio camino, que años
después se llamaría América.
Después de ese
acontecimiento continuó la búsqueda de esa ruta hacia el oeste para llegar al este. Fueron Magallanes y Elcano quienes circunnavegaron por primera vez todo el
globo terráqueo (mira el mapa: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2c/Magellan_Elcano_Circumnavigation-es.svg). Por fin, por primera vez en millones
de años la Tierra mostró su redondez a la humanidad.
Recordemos que la
navegación de aquél entonces (siglo XVI) era por medio de barcos de vela que se
impulsaban con el viento y las mareas. El viaje de España a América y su
regreso ya estaban más que conocidos. Al conocerse la redondez de la Tierra,
comenzaron los viajes de México hacia las Filipinas, islas asiáticas en las que
abundaban las especias, sin embargo no se conocía la ruta de regreso, por lo
tanto, el viaje de México a Filipinas tenía que regresar bordeando
todo el continente asiático y después el africano para llegar de nuevo a
España, ruta bastante complicada. Aquí aparecen dos personajes a los que yo
considero héroes nacionales por sus grandes proezas: Andrés de Urdaneta y
Miguel López de Legazpi. Ellos zarparon de Barra de Navidad, Jalisco, en 1561 rumbo
a las Filipinas y trazaron la ruta de regreso, el Tornaviaje. Quedó de esta
forma terminada la ruta de ida y vuelta México-Filipinas.
Desde ese entonces y
durante 250 años, una o dos veces por año zarpaba de Acapulco el llamado «Galeón
de Manila» o también llamado «La Nao de China» rumbo a Manila en Filipinas y de
vuelta a México, un viaje de entre 4 y 5 meses de duración. A través de esa
ruta se llevaron mercancías mexicanas hacia Asia y de allá llegaron a México
las palmeras y sus cocos que pareciera que toda la vida hubieran estado en
nuestras playas; llegaron también los gallos de pelea que pareciera que son tan mexicanos, tan
nuestros.
Para bien o para mal
llegó el momento de que México se transformara en nación independiente. En 1810
dio inicio la lucha de independencia, las cosas cambiaron para siempre. Un día
como hoy, 14 de enero, pero de 1811, la Nao de China arribó al Puerto de San
Blas en Nayarit y no volvió a zarpar nunca más. Fue su último viaje.
(¿Quieres saber
más? Aquí hay una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su
cultura y su impacto en Filipinas y en América: http://lanaova.blogspot.com/ )
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