El pasado 25 de enero
escribí sobre la Real Universidad de México y hoy hablaré sobre unos de sus
hijos más distinguidos, quien hizo una labor que hoy por hoy debería ser motivo
de orgullo y reconocimiento. Tristemente los mexicanos tenemos instalado en la
cabeza que fuimos derrotados hace 500 años y seguimos con esa tradición
alabando héroes que la mayoría de las veces son «héroes derrotados» y
Cuauhtémoc es quien encabeza la lista.
En los primeros días
del mes de febrero de 1696 nació en la Ciudad de México Juan José de Eguiara y
Eguren. Aunque de procedencia española (vasca), Juan José fue un mexicano tal
cual.
Estudió sus primeras
lecciones con profesores privados, después ingresó al Real Colegio de San
Ildefonso. Tiempo después ingresó a la Real y Pontificia Universidad de México,
allí estudió teología y derecho. A la edad de 13 años se graduó como bachiller
en artes, años más tarde como bachiller en teología y también como licenciado
teólogo. Recibió el doctorado en teología. Se dedicó al las labores pastorales
y como profesor en la Universidad. Tiempo después fue ordenado como sacerdote,
profesó las cátedras de Retórica, Prima de Teología y Prima de Sagradas Escrituras.
Fue nombrado como rector de la Real y Pontificia Universidad de México, fue también
examinador sinodal, calificador del Santo Oficio y diputado del Seminario
Conciliar entre otros.
Escribió al menos 800
sermones, personalmente me siento atraído por uno de ellos, titulado La Cristianidad del Imperio Mexicano, ya
que este término creí que se había forjado cien años después, con la guerra de independencia.
En ese sermón da a conocer su patriotismo fundamentado en la imagen de la
virgen de Guadalupe.
A la edad de 51 años se
jubiló. A los 56 años fue elegido como obispo de la ciudad de Mérida, Yucatán,
pero rechazó el cargo por «quebrantada salud y debilidad de fuerzas corporales».
Un personaje
contemporáneo a Juan José Eguiara, llamado Manuel Martí y Zaragoza, escritor
español, fue el autor del Epistolarium
libri duodecim, en ese libro se niega rotundamente que en Hispanoamérica (y
en especial en la Nueva España) se cultivara
el espíritu mediante el estudio.
Motivado por
semejante afirmación, Eguiara se dio a la tarea de escribir la Bibliotheca Mexicana, labor que le llevó más de diez años. Esta
obra representa la primera reflexión filosófica de la historia de México. Allí,
Eguiara se considera como mexicano, novohispano, identidad que ostenta y valora
en sus dobles raíces: las culturas indígenas y la herencia española.
En la Bibliotheca
Mexicana se encuentran más de mil semblanzas o biografías de los personajes más
importantes y de las instituciones que han contribuido al largo y delicado proceso
de la formación de nuestra cultura, la mexicana, así como el registro
bibliográfico de las obras producidas en Nueva España, allí se habla desde
virreyes como Don Antonio de Mendoza hasta poetisas como Sor Juana Inés de la
Cruz. Con esta magna obra Eguiara desmiente aquella afirmación de Martí y hace
saber que en nuestra tierra también es capaz de producir hombres maduros e
intelectuales.
Al menos trescientos
años tenemos los mexicanos el deseo de exaltar a los hijos ilustres de nuestra
patria. Juan José Eguiara ha sido uno de los más destacado nacionalistas,
lógicamente hablamos de ese nacionalismo intelectual que tanta falta hace hoy
en día en nuestro México querido.
Un día como hoy, 29 de enero, pero de 1763, falleció Juan José de Eguiara y Eguren, sin duda uno de los hijos más valiosos que han dado nuestras tierras. Que sirva su ejemplo para que tú y yo no nos sintamos menos que nadie, porque la capacidad intelectual es propia del ser humano y de ninguna manera es propiedad de ningún pueblo o raza en específico.
Un día como hoy, 29 de enero, pero de 1763, falleció Juan José de Eguiara y Eguren, sin duda uno de los hijos más valiosos que han dado nuestras tierras. Que sirva su ejemplo para que tú y yo no nos sintamos menos que nadie, porque la capacidad intelectual es propia del ser humano y de ninguna manera es propiedad de ningún pueblo o raza en específico.
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