9 DE ENERO - CUAUHTÉMOC

Los aztecas realmente no fueron aztecas sino mexicas.  El término «azteca» fue colgado a los mexicas mucho tiempo después. El origen mítico de este pueblo se relaciona con Aztlán, de allí el gentilicio. Los mexicas fueron el último pueblo indígena con una rica y compleja tradición religiosa, política, cosmológica, astronómica, filosófica y artística en lo que hoy es México.

El Calmécac era algo así como una escuela para los hijos de la nobleza mexica. Allí se les educaba para ser sacerdotes, guerreros de élite, jueces, senadores, maestros o gobernantes. Los gobernantes llevaban el título de Huey Tlatoani, no eran exactamente un emperador, sino más bien como una mezcla de máxima autoridad política, militar y religiosa.

La lista de gobernantes mexicas da inicio en el año 820, con Mextli, aunque inicialmente no eran llamados Tlatoanis, sino Cuauhtlahto; el último de éstos fue Tenoch en 1363. En el año 1366 surgió el primer Tlatoani llamado Acamapichtli. Bien conocido fue el Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin por ser el gobernador que tiene el primer encuentro con los conquistadores españoles.

Dejaré la interesante historia de la sucesión de Tlatoanis para otra ocasión, sólo diré que después de Moctezuma llegó Cuitláhuac, su hermano, quien murió de viruela y como sucesor de éste último llegó Cuauhtémoc.

Cuauhtémoc fue primo de Moctezuma. Su llegada al poder fue de una forma diferente a como se veía dando tradicionalmente. A la muerte de Moctezuma, Cuauhtémoc era algo así como un jefe de armas. A la muerte de Cuitláhuac, los mexicas ya le miraban como líder militar.

También hablaremos otro día sobré cómo los españoles llegaron a la capital mexica, Tenochtitlán, y cómo fueron expulsados de allí. El asunto que nos compete hoy es que Cuauhtémoc asumió el mando cuando los españoles ya habían sido expulsados de Tenochtitlán pero también ya habían arrasado con ella.

Cuauhtémoc lo que hizo fue organizar los rescoldos del ejército mexica, reconstruir la ciudad y prepararla con fortificaciones para el inminente regreso de los españoles.

Imagino a un Cuauhtémoc bebé en 1496, orgullo de la familia real; imagino a un Cuauhtémoc niño estudiando todas las artes milenarias mexicas en el Calmécac, preparándose día con día para ocupar alguna vez el máximo cargo al que podía aspirar, líder de una casta poderosa por antonomasia. Bien dice la canción de Pedro Navajas: La vida te da sorpresas.

El choque cultural de los pueblos aborígenes de América con los europeos ha sido sin duda el episodio más relevante dentro de la Historia Universal.

Un año después de que los españoles fueron expulsados de Tenochtitlán, regresaron, pero esta vez venían mejor preparados.

Tenochtitlán debió ser hermosa sin duda, cuando los españoles la conocieron: una ciudad enorme con edificios espectaculares, tan poblada como la más grande de Europa en ese entonces, llena de vida, situada cual pintura fantástica al centro de un lago, el de Texcoco, sólo se podía ingresar a ella a través de puentes.

Llegaron los españoles, tomaron el control de todos los pueblos y ciudades aledañas al lago, bloquearon los puentes, cortaron el suministro de agua a la ciudad que era por medio de un acueducto, construyeron pequeños barcos con cañones y miles de balsas que destruyeron a toda la flota mexica. Cuando llegó el ataque por tierra, los mexicas se defendieron hasta el último momento.

Cuauhtémoc fue tomado como rehén. El mismo Cortés escribió que Cuauhtémoc señalaba el puñal que el conquistador llevaba en su cinto, pidiendo que lo ejecutaran ya que no había sido capaz de defender su ciudad y sus vasallos. Posteriormente fue ejecutado.

Un día como hoy, 9 de enero, pero de 1521, Cuauhtémoc fue proclamado como último Tlatoani mexica, llegó al poder estando ya su pueblo agonizante, defendió hasta el último centímetro su tierra. Héroe de la batalla que dio inicio con este proceso de mestizaje cultural que ahora nos define a ti y a mí, aunque aún no queda claro a la gran mayoría de los mexicanos.