Hoy en día en México
vivimos en un «Estado laico», es decir, donde la religión (cualquiera que sea) no
tiene ninguna injerencia con la política. El Estado laico se mantiene neutral
en lo que respecta a las religiones, no la opone y ni la apoya. Esta separación
de Iglesia y Estado fue uno de los logros de la llamada Guerra de Reforma donde
el personaje principal fue Benito Juárez; hablamos en números redondos del año
1850. Podemos deducir, también en números redondos, que hace apenas 150 años
que la Iglesia perdió el poder que anteriormente ejercía (ahora sí hablamos
específicamente de la Iglesia Católica). Este poder Iglesia – Estado duró más
de mil años en Europa y unos 350 años aquí en lo que hoy es México.
Durante estos 350
años, la Iglesia tenía injerencia directa en prácticamente todos los aspectos
de la vida: política, social, civil y hasta judicial. Iglesia y Estado eran uno
solo. Pero al margen de todo esto, más allá de los aciertos y errores, no cabe
la menor duda de que la Iglesia hizo una labor exquisita y de suma importancia
en la Nueva España, como la creación de hospitales, hospicios para huérfanos,
el fomento al desarrollo de las artes y la arquitectura en la que los indígenas
también hicieron aportaciones y así dieron forma a nuevos estilos de arte. La
Iglesia introdujo la imprenta en 1539 y un punto de suma importancia fue su
labor educativa.
Fueron los frailes
quienes se encargaron de enseñar el idioma, la escritura y hasta la enseñanza
de oficios a los habitantes aborígenes de América.
La educación superior
en aquellas épocas era impartida en los seminarios, sin embargo, pocos años
después de la conquista de Tenochtitlan, 30 para ser exactos, año de 1551, el
rey Carlos I de España expidió una Cédula Real en la que autorizaba la construcción
de la Real y Pontificia Universidad de México. Esta fue la segunda universidad
de todo el continente americano, la primera de ellas fue la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos en la ciudad de Lima, Perú.
Soberano Señor del
Cielo y Tierra, Cristo Nuestro Señor, verdadero Maestro, que en el Sacrosanto
Madero de la Cruz como en Cátedra está vuestra Divina Majestad enseñando Doctos
y Maestros Catedráticos, así a perdonar defectos, de los que no saben lo que se
hace, como alumbrar a los que siguen el camino de las Ciencias; y vacilando,
Señor, mi rudeza, a quién podría dirigir la obra de la Crónica de esta Insigne
y Real Universidad de la Muy Noble y Leal Ciudad de México de la Nueva España,
he tenido por muy acertado y dichoso empleo el dirigirla a Vuestra Sacrosanta
Real Majestad… Vuestro humilde criado: doctor Cristóbal Bernardo de la Plaza y
Jean.
El párrafo anterior,
escrito en el siglo XVII, nos da una muestra de cuán religiosos eran los
hombres de la época.
Se le ha atribuido al
obispo Zumárraga la fundación de la universidad, así como el establecimiento de
la imprenta, sin embargo es el virrey Antonio de Mendoza quien, desde antes de
que el rey ordenase la creación de la Universidad, ya había abierto una escuela
de estudios superiores, nombró profesores aptos y donó parte del ganado de su
propiedad para el sostenimiento de la escuela. Es a él, Antonio de Mendoza, a
quien se debe la fundación de la Real y Pontificia Universidad de México, donde
por primera vez se imparten los estudios de teología, escritura, cánones,
leyes, artes, retórica, gramática y posteriormente medicina. Fue sin duda la
Universidad más importante y respetable que existió en América entera durante
los 300 años de la Colonia.
Un día como hoy, 25
de enero, pero de 1553, dan inicio por primera vez las clases en la Real y Pontificia
Universidad de México, la cual seguirá impartiendo conocimientos hasta el año 1865 en que fue cerrada definitivamente por órdenes de los
liberales, cuatro años después de finalizada la Guerra de Reforma.
Mas bien, quienes manipulan estos grupos de protesta pidiendo no reformar el artículo 24, y se hacen pasar por los laicos, no son los laicos, sino son -laicos masones aconfesionales- y son -laicos ateos-, y son -laicos aliados de estos-, pero no son -los laicos-, pues -los laicos--son -el pueblo entero-, incluyendo a -laicos católicos, laicos cristianos y laicos de todas las religiones, y toda la humanidad-.
ResponderEliminarMentira grave que laico es = sin religión, o = sin Dios, o = sin confesion de fe; sino laico significa "del pueblo", del griego, laos = pueblo, y laico = del pueblo; pues el pueblo, el laico es libre y democrático, y -todo el pueblo- son -los laicos-.
Si estos se hacen pasar por los laicos, es clara su mentira, ellos engañan y buscan con toda claridad dar privilegios a la masonería aconfesional y al ateísmo.
Ellos si, con su concepto engañador y egoísta de -laico-, con toda claridad prohíben con amenazas, a todas las religiones, tanto minoritarias como mayoritarias, hablar de religión, tanto en las escuelas púbicas, como en la política y en los lugares públicos, y solo ellos tienen el derecho de hablar de ateísmo y de masonería aconfesional, en todos esos lugares, sin amenazas ni restricciones.
En las escuelas públicas solo se habla de que no hay Dios, ateísmo, sin ninguna restricción ni amenazas, y del estado laico masón aconfesional de Juárez, también sin ninguna restricción ni amenaza; cosa que a las religiones, también, tanto minoritarias como mayoritarias, las amenazan si hablan algo de religión.
Los católicos y todos los cristianos, y así también todas las religiones y toda la humanidad, los aceptamos con gusto, pero que sepan y que se les grave: -No podemos obedecer a los hombres antes que a Dios.-, -No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.-, por lo tanto que no nos quieran callar a nosotros, porque no lo vamos a hacer, así como las religiones los respetamos y les respetamos sus derechos, así también ellos, que respeten a todas las religiones y que respeten sus derechos.
La religiones que no quieran esta libertad, de expresión pública en todos lados y en todos los ambientes, también se les respetará, pero no se nos puede imponer a todas las religiones, lo que unas religiones, junto con los ateos y con los masones aconfesionales, decidan imponernos a todos.
Laico no es = sin religión, ni = sin Dios, ni = sin confesión de fe; sino laico = del pueblo; no mas manipulaciones con mentiras, ni más robos a Dios y a Jesús; por lo tanto tampoco quiten esta nota, ya que a nadie ofendemos y solo hablamos con la verdad. -Amor y paz en Dios a todos.-.