5 DE ENERO - BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

Aún hoy es materia de debate la identificación exacta de la isla a la cual Cristóbal Colón llegó el 12 de octubre de 1492, pero sin duda fue en el archipiélago de las Antillas, en Bahamas (palabra deformada por los ingleses, del español «baja mar» ya que gran parte de las islas solo son visibles durante la marea baja). Después de aquél acontecimiento se dieron los primeros asentamientos españoles en este continente. Buenos largos años pasaron después de la llegada de Colón para que los españoles se adentraran a explorar esto que ahora conocemos como México.

Las primeras exploraciones hacia estas tierras, partieron de la isla de Cuba. Una de estas expediciones fue comandada por Francisco Hernández de Córdoba en 1517, días después avistaron un poblado sembrado en la costa llamado Can Pech, desembarcaron y por vez primera los españoles tocaron las costas de Campeche. Fue hasta 1531 cuando Francisco de Montejo fundó Salamanca de Campeche. Allí se construiría un puerto.

Cada vez que tengo oportunidad, recalco que para entender la historia debemos situarnos en la época y tratar de «estar en los zapatos» de los personajes que en ella intervinieron; en la historia no hay buenos ni malos, sino hombres que actuaron de la forma en que su idiosincrasia les dictó. Estoy llegando a un tema espinoso: la religión. El choque cultural de indígenas con españoles es un tema bastante debatido, sobre todo cuando se trata del proceso conocido como «cristianización». Este fenómeno histórico de conversión de individuos o pueblos enteros al cristianismo a veces fue realizado en forma pacífica pero en otras también fue de manera violenta, bajo el filo de la espada. Ahora bien, cabe mencionar que este asunto de cristianización no ha sido propio de los españoles hacia los indígenas americanos, sino que ha sido un  proceso que se ha venido dando desde el año 300 aproximadamente con el emperador romano Constantino I.

Si bien es cierto que la cristianización arrasó con las creencias y tradiciones autóctonas y que los clérigos tuvieron fallos propios de los humanos y que se dieron casos de suntuosidad y lujos, es también cierto que hubo muchos religiosos que aportaron bastante para el progreso de los indígenas, ya que además de la educación religiosa, impartieron conocimientos de toda índole, como la enseñanza de oficios e idioma, pero además se ocuparon por darles libertad e independencia, de que se les absolviese de la esclavitud, de impedir el maltrato y trabajos forzosos, de asentarlos en poblaciones donde recibieran beneficios por parte del gobierno, de darles asistencia social y los preservaban de los embates de los conquistadores; sus acciones dieron origen a legislaciones justas que rigieron durante los tres siglos de la colonia. Cabe señalar que fue la Iglesia la que favoreció el establecimiento de la primera imprenta en México y América entera.

Entre el gran número de religiosos que vinieron a estas tierras, destaca Bartolomé de las Casas, fraile dominico, famoso por sus controversiales crónicas: "En cierto sentido este doliente, la república indiana, es herida y maltratada por el demonio con la idolatría de los naturales y la codicia y tiranía de los españoles. Vuestras Paternidades son sus médicos y vienen a curarla: el aceite, la blandura, el amor, la compasión las lágrimas y quebrantamientos de corazón ténganlo para los naturales, para estos miserables indios, escandalizados sujetos y cautivos con injusticia. El rigor, el escocimiento, la entereza y constancia cristiana guárdenla para los españoles para hacerles restituir lo mal llevado, para que cesen en no hacer mal y procuren obrar bien; y de esta suerte serán médicos y prójimos de esta república que se compone de estos dos géneros de gente, procurando por diferentes modos la salvación de los unos y de los otros."

Un día como hoy, 5 de enero, pero de 1543, arribó por primera vez a México, por el puerto de Campeche, Bartolomé de las Casas, defensor incansable de los aborígenes de la Nueva España.